El rincón de Raquel; La vie en rose (V). El mapa político-emocional en occidente
El término “creativo cultural” ha sido acuñado por Paul Ray y Sherry Anderson, para describir a aquellas personas que sienten interés y preocupación por el mundo, su ecosistema y su gente, y en consecuencia son activistas de la paz, justicia social, sostenibilidad, espiritualidad, etc. Están desencantados del actual modelo cultural, las ansias de dinero y muchas otras de las opciones que ofrece el mundo competitivo. Buscan lo significativo para la felicidad sobre el éxito social y el dinero. Según Richard Florida, autor del best seller “The rise of creative class”), se trata de una clase social en auge en Estados Unidos a la que pertenecen personas que son pagadas por crear, ya sean científicos, ingenieros, educadores, abogados, periodistas, etc.
Sólo en Estados Unidos conectarían con ellos unos 50 millones de personas y estiman que en la Unión Europea pueden pertenecer a esta subcultura 80 millones de personas. Aproximadamente dos tercios son mujeres que ya no tienen, en la mayoría de los casos, como prioridad luchar por sus derechos. Están volcadas en la lucha por el bienestar social y la familia. No entienden su papel en el hogar desde la perspectiva de ama de casa, sino de vertebradora del núcleo familiar. Todos trabajan por construir un mundo mejor.
Pese al número tan elevado de creativos, en términos de liderazgo político todavía gana por goleada el modelo líder visionario que salvará a las personas de bien, en un mundo malvado que conspira para subvertir el orden y el control creado por ellos para su beneficio y el de su clan, como demuestra la elección de dirigentes como Berlusconi, padrino condescendiente de sonrisa beatífica cuando critica gobiernos rosas protector de espíritus miedosos de ejercer la libertad y sus consecuencias; Chavez, modelo matón rural que roba un banco y se compra todo el pueblo con el botín; Putin, modelo espía que salió del hielo para poner firme a la mafia con sus propios métodos; o Sarkozy, modelo Napoleón global, con aspiraciones de gran líder para la vieja Europa necesitada de alguien con carisma que la saque de su impasse, etc…
Sin necesidad de profundizar mucho en sus características, salta a la vista que tienen mucho en común: actitudes despóticas y prepotentes, egos tremendos necesitados de afirmación mediante la compra de propiedades y voluntades, inhibición o desborde de las emociones, desprecio por todos los que no piensan como ellos y/o no les adulan, megalomanías insoportables y nuevas novias jóvenes, espectaculares y más altas que ellos, ¿por qué les da a todos por lo mismo?
Aunque estos líderes modelo poder/control han demostrado sobradamente su ineficiencia para todo lo que no sean sus exclusivos intereses, su mensaje engancha directamente con el atavismo que asimila el poder al dominio por la fuerza, y la satisfacción de las necesidades primarias de seguridad generadas desde el cerebro reptiliano (más primitivo) del elector, en contraposición al mensaje elaborado que alude a las funciones superiores del cortex y las necesidades transcendentes, como la proyección personal y el bien común.
En USA la experiencia del modelo Bush, ¡impagable!, y las terribles consecuencias de su incompetencia, pagadas por el pueblo estadounidense en pérdida de vidas de jóvenes soldados, de nivel de vida y de influencia internacional, ha creado las condiciones para que hayan competido una mujer y un negro, ¡y lo hayan conseguido!, por un liderazgo que, como mínimo, dará representación a gente como Stephen Cobey, Jeremy Rifkin, Ken Wilber, Freddy Kofman, David Allen, etc., y a los 50 millones de creativos culturales.
Sólo en Estados Unidos conectarían con ellos unos 50 millones de personas y estiman que en la Unión Europea pueden pertenecer a esta subcultura 80 millones de personas. Aproximadamente dos tercios son mujeres que ya no tienen, en la mayoría de los casos, como prioridad luchar por sus derechos. Están volcadas en la lucha por el bienestar social y la familia. No entienden su papel en el hogar desde la perspectiva de ama de casa, sino de vertebradora del núcleo familiar. Todos trabajan por construir un mundo mejor.
Pese al número tan elevado de creativos, en términos de liderazgo político todavía gana por goleada el modelo líder visionario que salvará a las personas de bien, en un mundo malvado que conspira para subvertir el orden y el control creado por ellos para su beneficio y el de su clan, como demuestra la elección de dirigentes como Berlusconi, padrino condescendiente de sonrisa beatífica cuando critica gobiernos rosas protector de espíritus miedosos de ejercer la libertad y sus consecuencias; Chavez, modelo matón rural que roba un banco y se compra todo el pueblo con el botín; Putin, modelo espía que salió del hielo para poner firme a la mafia con sus propios métodos; o Sarkozy, modelo Napoleón global, con aspiraciones de gran líder para la vieja Europa necesitada de alguien con carisma que la saque de su impasse, etc…
Sin necesidad de profundizar mucho en sus características, salta a la vista que tienen mucho en común: actitudes despóticas y prepotentes, egos tremendos necesitados de afirmación mediante la compra de propiedades y voluntades, inhibición o desborde de las emociones, desprecio por todos los que no piensan como ellos y/o no les adulan, megalomanías insoportables y nuevas novias jóvenes, espectaculares y más altas que ellos, ¿por qué les da a todos por lo mismo?
Aunque estos líderes modelo poder/control han demostrado sobradamente su ineficiencia para todo lo que no sean sus exclusivos intereses, su mensaje engancha directamente con el atavismo que asimila el poder al dominio por la fuerza, y la satisfacción de las necesidades primarias de seguridad generadas desde el cerebro reptiliano (más primitivo) del elector, en contraposición al mensaje elaborado que alude a las funciones superiores del cortex y las necesidades transcendentes, como la proyección personal y el bien común.
En USA la experiencia del modelo Bush, ¡impagable!, y las terribles consecuencias de su incompetencia, pagadas por el pueblo estadounidense en pérdida de vidas de jóvenes soldados, de nivel de vida y de influencia internacional, ha creado las condiciones para que hayan competido una mujer y un negro, ¡y lo hayan conseguido!, por un liderazgo que, como mínimo, dará representación a gente como Stephen Cobey, Jeremy Rifkin, Ken Wilber, Freddy Kofman, David Allen, etc., y a los 50 millones de creativos culturales.
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