Objetivamente, subjetivo: Para crisis, la musical.
Iluso es pensar que no nos va a afectar. Lo que está por ver, es cómo nos va a ir a cada uno. La ecuación “+ crisis + dificultades = + pan + circo”, los romanos expertos matemáticos y los regímenes autoritarios la llevaron al límite. No hay que inquietarse. La propuesta de presupuestos generales del Estado para el próximo año aumentan la partida del Ministerio de Cultura y disminuye, entre otras, los de Defensa. Una parte para sufragar la puesta en marcha las resoluciones aprobadas por nuestro “G-20 musical”, en los dos Foros de Músicas Populares celebrados hasta la fecha. En los mismos han colaborado algunos de los responsables de difusión de las músicas del mundo de nuestro país. Participantes, institucionales y privados, bastante ideologizados, preocupados por la innovación, investigación, reciclaje y desarrollo de programas, más allá de la rentabilidad social y/o económica inmediata. Habituados a crear y vertebrar proposiciones sin que su labor, casi siempre altruista, sea reconocida. Algunos de los más activos suelen salir perjudicados en las ayudas y subvenciones estatales fruto de una política donde la opacidad prevalece y los criterios de adjudicación se desconocen, sin base objetiva aparente. No son agravios ni comparaciones, pero sí desventaja y desconsideración. Son dinamizadores sociales y, quizás por ello el lamento sea más loable y aplaudible, lejano de cualquier crítica sin fundamento, ni compromiso demostrable. En el Womex sevillano han puesto las bases para constituir la asociación nacional de profesionales de festivales de músicas del mundo.
Hablando de ferias, en las últimas musicales es donde se visualiza mejor la crisis. Las mismas personas de hace años, propuestas repetidas y suficientemente conocidas. Novedades escasas, aunque haberlas, hailas, algunas excelentes. Otra cosa son los datos oficiales y valoraciones políticas en clave nacional o numérica, y por tanto mediatizadas, poco rigurosas y creíbles. ¿Donde está la innovación, renovación, investigación, el desarrollo y el espíritu crítico? El conservadurismo es lo habitual, con magníficas excepciones. Se vive de las rentas del pasado, amortizando la buena labor realizada durante años. Algunos festivales y promotores son conscientes de ello y aúnan esfuerzos con propósito de enmienda. Labor encomiable porque en el resto de Europa la situación parece peor. El eurocentrismo impide ver qué se está promoviendo en América Latina, Asia y África.
En tiempos de la sociedad de la información la misma parece que sólo fluye en los medios independientes y digitales. Demasiados silencios interesados. La publicidad, directa o velada, prevalece. En Madrid clausuran salas de música en directo. Un nuevo sinsentido institucional que castiga a la música y sus seguidores, fruto de la inutilidad de los gestores locales y la complicidad mediática, que vuelve a dejar entrever la relación entre inversión publicitaria e información. Los ingresos publicitarios disminuyen de manera notable y las instituciones generan importantes entradas por esta vía. Imposible criticarlas.
Radio 3 estrena dirección. Lara López, la nueva directora, ha realizado los cambios que ha considerado oportunos, nada que objetar por acometer la labor que lleva implícito el cargo. La mayoría ha aceptado con discreción las permutas y salidas. Otros han exteriorizado su malestar aprovechando los medios y las infraestructuras puestas a su servicio durante años. Lara y su equipo acertarán y se equivocarán, como todos los que los han precedido y sucederán. Persiguen introducir una nueva manera de entender la labor de la radio pública musical y la de sus profesionales, alejando toda duda sobre estos, algunos muy cuestionados durante años.
Federico Volpini, Javier Díez, Beatriz Pecquer, Alfonso Gallego, Fernando Delgado, Eduardo García Matilla, Pablo García, Fernando Argenta, José Ramón Rey, Pedro Muñoz, José Antonio Visuña, José Luis Ramos, Paco Pérez-Bryan o mi admirado José Antonio Martín Román… son algunos de los máximos responsables de Radio 3 que dejaron su sello ayudando a conseguir, conservar y renovar la radio musical pública; plural, diversa y de calidad. Lara lo tiene difícil. Desde lo profesional y lo personal esperemos que siga vivo el espíritu de tan histórica emisora. Globalización musical y presiones de toda índole van a entorpecer su trabajo. Esperemos que supere adversidades, críticas y comentarios. Suerte compañera.
Las dificultades van a transformar muchas realidades. Los cambios se avecinan. El G-22 oficial ha propuesto medidas globales. Se avecinan tiempos, dice Jeremy Rifkin, donde el capital intelectual va ser la verdadera fuerza dinamizadora. Son tiempos de ideas, también en la música, que vuelvan a ilusionar, fomenten la diversidad y contribuyan a un orden más justo, diverso y reconocible.
La música del siglo XXI es mucho más que música, es sociedad.
Hablando de ferias, en las últimas musicales es donde se visualiza mejor la crisis. Las mismas personas de hace años, propuestas repetidas y suficientemente conocidas. Novedades escasas, aunque haberlas, hailas, algunas excelentes. Otra cosa son los datos oficiales y valoraciones políticas en clave nacional o numérica, y por tanto mediatizadas, poco rigurosas y creíbles. ¿Donde está la innovación, renovación, investigación, el desarrollo y el espíritu crítico? El conservadurismo es lo habitual, con magníficas excepciones. Se vive de las rentas del pasado, amortizando la buena labor realizada durante años. Algunos festivales y promotores son conscientes de ello y aúnan esfuerzos con propósito de enmienda. Labor encomiable porque en el resto de Europa la situación parece peor. El eurocentrismo impide ver qué se está promoviendo en América Latina, Asia y África.
En tiempos de la sociedad de la información la misma parece que sólo fluye en los medios independientes y digitales. Demasiados silencios interesados. La publicidad, directa o velada, prevalece. En Madrid clausuran salas de música en directo. Un nuevo sinsentido institucional que castiga a la música y sus seguidores, fruto de la inutilidad de los gestores locales y la complicidad mediática, que vuelve a dejar entrever la relación entre inversión publicitaria e información. Los ingresos publicitarios disminuyen de manera notable y las instituciones generan importantes entradas por esta vía. Imposible criticarlas.
Radio 3 estrena dirección. Lara López, la nueva directora, ha realizado los cambios que ha considerado oportunos, nada que objetar por acometer la labor que lleva implícito el cargo. La mayoría ha aceptado con discreción las permutas y salidas. Otros han exteriorizado su malestar aprovechando los medios y las infraestructuras puestas a su servicio durante años. Lara y su equipo acertarán y se equivocarán, como todos los que los han precedido y sucederán. Persiguen introducir una nueva manera de entender la labor de la radio pública musical y la de sus profesionales, alejando toda duda sobre estos, algunos muy cuestionados durante años.
Federico Volpini, Javier Díez, Beatriz Pecquer, Alfonso Gallego, Fernando Delgado, Eduardo García Matilla, Pablo García, Fernando Argenta, José Ramón Rey, Pedro Muñoz, José Antonio Visuña, José Luis Ramos, Paco Pérez-Bryan o mi admirado José Antonio Martín Román… son algunos de los máximos responsables de Radio 3 que dejaron su sello ayudando a conseguir, conservar y renovar la radio musical pública; plural, diversa y de calidad. Lara lo tiene difícil. Desde lo profesional y lo personal esperemos que siga vivo el espíritu de tan histórica emisora. Globalización musical y presiones de toda índole van a entorpecer su trabajo. Esperemos que supere adversidades, críticas y comentarios. Suerte compañera.
Las dificultades van a transformar muchas realidades. Los cambios se avecinan. El G-22 oficial ha propuesto medidas globales. Se avecinan tiempos, dice Jeremy Rifkin, donde el capital intelectual va ser la verdadera fuerza dinamizadora. Son tiempos de ideas, también en la música, que vuelvan a ilusionar, fomenten la diversidad y contribuyan a un orden más justo, diverso y reconocible.
La música del siglo XXI es mucho más que música, es sociedad.
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