Pirineos Sur alcanza su mayoría de edad con una excelente verbena musical inaugurando nuevas instalaciones


17 Hippies y Shantel & Bukovina Club Orkestar elevan la temperatura de una noche con una temperatura invernal

Lo de PIRINEOS SUR para muchos es algo inexplicable, incomprensible para la mayoría de los interesados en acercarse a los encuentros culturales y musicales de verano, más incontable aún para los profanos de la materia. La incredulidad es habitual cuando se relata lo que acontece todos los veranos en el Valle de Tena. No es comprensible que una institución la Diputación Provincial de Huesca ponga en marcha, hoy hace dieciocho años, una cita cultural que poco tenía que ver con lo usual en aquellos tiempos ya lejanos. Una convocatoria alejada de modas efímeras que cada doce meses hay que reinventar. Un espacio para promover la diversidad cultural y la cooperación internacional. Un lugar de encuentro cuya seña de identidad más característica es un escenario flotante donde se producen las aproximaciones y experiencias musicales más dispares, que nunca quiere perderse una luna inmensa que forma parte de la decoración habitual del Festival. Noches mágicas a las que hay que acudir abrigado mientras en el país la alarma es generalizada por las altas temperaturas.

Lo ocurrido ayer tampoco es habitual. Inauguración de un nuevo espacio entre montañas permanente, accesible, moderno, donde se prima la seguridad y la comodidad de los asistentes y que permite el trabajo de los profesionales en las mejores condiciones. Asistencia masiva de autoridades, incluidos aquellos que pusieron en marcha esta iniciativa y que hoy ocupan puestos muy relevantes tanto en el gobierno autonómico como en el central. Musicalmente también primó la novedad. A Pirineos Sur siempre se le asocia con las músicas africanas y su fiesta de cumpleaños la condujeron dos magníficas bandas europeas, con muchos puntos de encuentro musicales con todos los continentes.

Apertura atractiva sin apenas descansos para vencer el frío, embriagando con cantos y bailes. Aires de fiesta que recoge lo mejor de la música tradicional europea y su encuentro con los ritmos de las más diversas procedencias. Músicas que cautivan por igual a los amantes de las músicas más tradicionales y a los amantes de las pistas de baile, sin arrinconar el pop, los ritmos gitanos, klezmer, latinos… incluso la música clásica. Amasijo sonoro que simboliza perfectamente los parámetros por los que se desenvuelve el festival oscense. Más de tres horas y media de músicas excitantes y relajantes con una paralización obligada para conmemorar y reconocer el papel que la emisora Radio 3 de Radio Nacional de España ha tenido en la difusión de las músicas y espacios musicales con identidad en todo este tiempo, en un año en que se cumplen treinta años de su puesta en marcha.

Lo ocurrido anoche simboliza perfectamente a PIRINEOS SUR. Una apuesta que seguramente nadie pensaba cuando echó a andar que tendría la trascendencia y relevancia que posee en la actualidad. Su papel pionero se concibe en la actualidad como una apuesta donde todos los actores que intervienen, incluido el público, tienen que contar con las mejores prestaciones posibles, teniendo presente el entorno donde se desarrolla, para poder deleitar y deleitarse, seguir disfrutando de los sorprendentes momentos vividos en el entorno de Lanuza y que tras la puesta en marcha ayer de sus nuevas instalaciones, es evidente que todavía tendremos la oportunidad de ir creciendo musicalmente con el Festival.

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