¿Antipolítica? Más razones para rescatar el Congreso.
Artículo publicado por José Enrique Ema en:
A propósito de
un artículo y del cuestionamiento del 25s señalándolo como
antipolítico y potencialmente totalitario hecha desde posiciones críticas con
el Gobierno español y las actuales directrices de la troika (los mismos
argumentos, por cierto, que escuchamos también sobre 15M); me parece conveniente
interpelar a esta sensibilidad política si aspiramos a que el proceso
constituyente que queremos cuente con el mayor de los apoyos. No solo con la
determinación de los convencidos sino también con la simpatía, al menos, de los
convencibles.
1.- Una tarea
irrenunciable de la política es mantener abierta la posibilidad misma de la
política. Dicho de otro modo, no podemos reducir la política a la gestión y la
administración de lo que hay como si lo que hay tuviera que ser eternamente el
único horizonte de lo posible. Hay política cuando lo que hay puede ser otra
cosa. Por eso, señalar que quienes ocupan ahora el Congreso no están a la
altura de la política, es política y es políticamente legítimo.
2.- Para que
haya política es imprescindible que haya instituciones, formas más o menos
estables de organizar la vida en común. Y también formas y procedimientos de
representación, espacios públicos de discusión y participación política,
directa y delegada. Instituciones al servicio de la capacidad de hacer política
de todos y de cualquiera, es decir, de la democracia. Y puede haber mejores
instituciones políticas y democráticas que las que tenemos. Por eso es
perfectamente posible señalar y rechazar el uso antidemocrático (las decisiones
sobre lo que es de todos no están al alcance de todos) y antipolítico (no es
posible otro escenario que el que ya tenemos) de las instituciones que tenemos,
sin que ello signifique el rechazo de toda institución política.
3.- Tenemos
elecciones, representación y parlamentos. Pero hoy resulta evidente que todo
ello no es suficiente para que haya política y democracia. Hay quienes
aspirando a lo último apuestan por aprovechar las posibilidades, mayores o
menores, de lo primero (por ejemplo, aspirando a una victoria electoral).
Aunque no todas las instituciones políticas tienen que ser estatales, hay sin
duda mejores políticas estatales que otras. Merece la pena trabajar porque
estas lleguen lo más lejos posible. Pero ni la política, ni la democracia, se
reducen a ellas. Es más, si la política sólo fuera la política en, de y para
las instituciones, la política y la democracia se cancelarían. No habría más
que prácticas administrativas, como poco, al servicio de perpetuarse como
institución.
4.- Mucha
política interesante ha ocurrido y ocurre fuera de las instituciones estatales,
a veces, incluso a distancia o enfrentada a ellas. Pero, así como no podemos
reducir la política a la política en las instituciones, no podemos dejar que
toda la política que merezca la pena ocurra fuera de ellas, desatendiendo el
escenario estatal. Creo que quienes no ponemos todo nuestro empeño político en
sus actuales instituciones, tenemos que hacernos cargo de algún modo de modo de
relacionarnos, intervenir o participar en ellas; más todavía, si queremos que
sean otra cosa en este tiempo en el que han sido puestas al servicio de lo que
nos lleva a lo peor. Rodear y rescatar el Congreso es una forma de hacernos
cargo de nuestra responsabilidad con nuestras instituciones, es una apuesta por
reconstruir la política, la democracia y hacer que estas sean posibles allí
donde han dejado de serlo.
4.- Prefiero
que haya elecciones, representación y parlamento a que no los haya. Pero me
niego a que las únicas alternativas a nuestro alcance sean el desastre
totalitario sin elecciones o el totalitarismo de los mercados con coartada
electoral. Algunas críticas al 25s (y en su día al 15m) finalmente parecen
apuntar a este escenario como el único posible, como si únicamente pudiésemos
elegir entre lo malo y lo peor. Dentro de estas coordenadas la política y la
democracia son imposibles. Ahora se trata de abrir otras posibilidades, de
hacer posible esto que en esta situación nos dicen imposible. Queremos más
política y más democracia, más y mejores instituciones para ello, y no menos.
Para eso salimos a la calle.
José Enrique Ema
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