Acabar con la democracia tutelada
El sábado 22 se
celebra la asamblea de la Federación
Estatal de Asociaciones de Gestores Culturales (FEAGC), aprobando que “la cultura
se considere como un derecho y no solo como una cuestión económica”. El domingo
se celebra el programa Fluxus to the People en el Museo Reina Sofía y, como parte de las actividades, el itinerario Temple
Express/Ruta Devota organizada por el colectivo de arquitectura Zuloark con la colaboración de Fabricantes de Ideas. Una ruta para
mostrar la diversidad religiosa de La
Latina y Lavapiés, espacios de
devoción y culto, algunos semicladestinos, apenas visibles: evangélicos,
iglesia china, mezquitas, Filadelfia,
calvinista, iglesias católicas, Mensajeros
por la Paz… los no católicos sin financiación pública alguna, incluso poder
ver por primera vez la propuesta atea de Leo Bassi–, el objetivo difundir la
diversidad cultural que existe en nuestros barrios mostrando las religiones
como cultura. El lunes en el espacio municipal autogestionado El Campo de Cebada, se comienza a debatir
el Plan Estratégico de Cultura del
Ayuntamiento de Madrid (PECAM) y el martes #25S, ampliamente conocido y difundido.
Todo esto ha ocurrido
en Madrid. Pueden parecer
actividades absolutamente diferentes pero no lo son. Forman parte de una
realidad, la pluralidad existente en una zona muy concreta de la ciudad,
reflejo de la mayoría de nuestros barrios y localidades. Por muchos esfuerzos
que algunos, políticos y medios por ejemplo, hagan por mostrar una sociedad
monolítica, es imposible. Es necesario hacer una revisión crítica de nuestra
cultura sometida mayoritariamente al poder, justificando de palabra y obra sus
acciones, a merced de las industrias culturales, propiciado el consumo banal,
alejándose del espíritu crítico. Cultura fundamentalista con capitales y mercados,
desmovilizadora y poco democrática.
15M
y 25S son justamente lo contrario
como fueron, con todas las diferencias, el “No
a la Guerra” o “V de Vivienda”. Han
evidenciado los mensajes de “no hay otros caminos”, “las únicas salidas”, sacando
a nuestra sociedad de la amnesia colectiva, del olvido, la desmemoria. Otras
maneras de ver y entender la acción política y la cultura de participación. Cuestionando
el sistema desde su base, mostrándolo en estado puro, exponiendo que las
fuerzas de seguridad son una herramienta exclusivamente al servicio de la clase
política, incumpliendo leyes y normas de manera generalizada sin hacer nada por
impedirlo. En la noche del 25S
muchos fuimos testigos de cómo esas fuerzas tan democráticas, actuaron de forma
“tan correcta y proporcionada” según autoridades y sindicatos policiales, negando
auxilio a personas malheridas, teniendo que ser los mismos ciudadanos quienes
tuvieran que hacerlo ante su negativa; lo presenciamos en directo. Los mismos
que golpean e impiden el trabajo de los medios de comunicación a los que
intentan acallar por la fuerza o con llamadas censoras, para tener que acudir,
otra vez, a los medios internacionales para saber realmente lo que acontece en
nuestro país. Poco a poco van cayendo los grandes tópicos que nos aletargaban,
entre ellos el de la “modélica transición”, mostrando que quien manda y toma
las decisiones son los poderes económicos a través de una clase política
sometida y unos medios a su servicio.
Visión que tiene que
ver muy poco con la sociedad real, mucho más plural, diversa y participativa,
alejada de la política-espectáculo. Trabajando, diseñando, ejecutando proyectos
comunes, participativos. La que alza la voz al grito de no nos representan,
tomando sin permisos gubernamentales las plazas como espacios y ágoras
ciudadanas, la que pone en evidencia un sistema que solo sabe usar la fuerza y
la represión ante la falta de ideas.
La democracia solo es
posible con la máxima participación, reflejando toda la diversidad existente,
poniendo los medios para mostrarla. Es imprescindible, necesario y saludable
acabar con el monopolio cultural vigente, para acabar con una democracia
tutelada que cada vez refleja menos nuestra realidad, dando paso a una democracia
participativa, ciudadana, real. Ésta es la transición verdaderamente necesaria,
la democracia del siglo XXI, la de
las personas, es preciso abrir un nuevo periodo constituyente en ese sentido.
Comentarios