Adiós, compañera,amiga, persona
La conocí en una presentación en Madrid por casualidad, compartiendo tertulia. Colombia era el tema central, es una bogotana que lleva diez o doce viviendo entre nosotros, realmente este dato no tiene la mayor importancia, fue hace quince meses. En todo este tiempo es posible que no nos hayamos visto más de una docena de veces. En esos pocos encuentros me dio a conocer visiones del mundo muy diversas con su óptica de investigadora, pedagoga, antropóloga, socióloga en resumen de la de gestora cultural y social que realmente es lo que es, sin duda la mejor excusa para profundizar en nuestras reflexiones. Vasta formación y pluriempleo para poder cubrir los gastos corrientes, compartiendo casa, algo cada vez más habitual no solo entre estudiantes también entre profesionales dada la desproporción entre salarios y coste de alquileres y de la vida.
Ha sido, sin ser tu pareja o un alguien próximo por una relación de amistad de años, la persona que con más dureza se ha empleado conmigo, gracias, siempre promoviendo el rigor, el análisis, la investigación, huyendo del juicio fácil, del sensacionalismo, de la banalidad, de las verdades a medias que son mentiras. Excelente terapeuta, psicóloga e incluso psiquiatra en momentos muy duros como los que hemos vivido en el último año y medio donde compruebas un día si otro también como años de lucha y de trabajo se van al garete y la mayoría de la población asiste a este deterioro sin hacer nada por evitarlo. Quebranto no solo colectivo, también personal donde personas no tan involucradas en tu día a día son esenciales para poder tener una visión mucho más amplia de los diferentes entornos que te rodean.
El viernes me manda por twitter un mensaje para ver si nos vemos. Ese día no puede ser juega mi Atleti y quiero verlo ganar, como así ocurre, de vez en cuando son necesarias estas válvulas de escape. Quedamos a desayunar ayer sábado. Una cita de menos de una hora para comentarme que se va del país, vuelve a Colombia. Dentro de nada será doctora tras largas horas de estudio en la Biblioteca Nacional o en el Reina Sofía, de aprendizaje e investigación, talento que beneficiará con toda seguridad a aquellos que sepan apreciar y valorar la importancia del conocimiento, de la investigación, algo que no ocurre entre nosotros.
Un país donde cientos de investigadores ven como sus trabajos se paralizan, que tienen que emigrar para poder seguir avanzando y ser reconocidos. Donde se considera la cooperación como un despilfarro, donde la cultura es entendida como entretenimiento para justificar el IVA más caro de la Unión Europa, mientras la Iglesia y los toros mantienen privilegios recibiendo todo tipo de ayuda, en un país así no merece la pena estar, ni dejar lo mejor de cada uno para sacarlo adelante. Un país racista que deja a muchos miles de ciudadanas y ciudadanos por su origen o procedencia sin cobertura sanitaria, mientras buena parte de la población aprueba esas medidas, sin percatarse que seguramente ellos, y nosotros, seremos los siguientes en la cadena que conduce a la miseria. Un país que castiga a millones de trabajadores que cobran pensiones paupérrimas teniendo que abonar parte de los medicamentos que utilizan, mientras se permite el fraude fiscal y el terrorismo financiero. Un país que no quiere reconocer que la diversidad es riqueza y que las personas son eso, personas y no mercancías. Un país que vulnera derechos humanos fundamentales creando listas donde se incluyen aquellos y aquellas que cada día trabajan y luchan por crear un mundo mejor. Listas negras que nos llevan a los peores tiempos de nuestra historia y de la historia de Europa que nos han traído los mayores conflictos, tragedias y desgracias.
Adiós Mini. Gracias por todo, pero sobre todo gracias por ser como eres, por tu generosidad, por tu apoyo, tu compromiso, por mostrar algo muy real. Países, naciones y banderas son solo excusas para mantener privilegios e intereses. Lo único que merece la pena son las personas, las ideas, los comportamientos, para nada los himnos, los territorios o las banderas.
Acabo el desayuno y voy a la asamblea popular de mi barrio, como cada sábado, allí lo vuelvo a comprobar. Desde hace más de un año reuniéndose semanalmente con la esperanza y la ilusión de cambiar el mundo. Ideologías diferentes unidas por su condición de personas. Solidaridad, compromiso, amistad, compañerismo. Quizás algunas de ellas estén en la famosa lista negra de la Delegación de Gobierno de Madrid. Es un honor estar marcados por aquellos que usan los mismos comportamientos que nazis, fascistas o camisas negras de principios del siglo pasado, distintos tiempos, mismos métodos.
Los que os vais sois de lo mejor, os merecéis todo el respeto y el reconocimiento, como se lo merecen todos los que han llegado y llegan enriqueciendo nuestra sociedad, nuestra visión del mundo. Lo que os alejáis contar lo que realmente está ocurriendo, silenciado por unos medios de comunicación responsables, culpables y verdugos de una deriva en continuo retroceso, debe ser el otro hilo que nos una. El del compañerismo, la amistad, la lealtad se puso en marcha hace mucho tiempo y ninguna distancia, ni gobernantes, evitaran que se deje de mantener. El poder nunca ha podido, ni podrá con las personas, su incapacidad solo consigue que cada vez estemos más unidos y relacionados.
De Norte a Sur, de Este a Oeste la lucha sigue….
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