Los amigos de los que aprendimos tanto

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Por Mariano Crespo y Concha González / laRepúblicaCultural.es

Hay cosas suceden intempestivamente, como la explosión de un nido de pájaros de mal agüero… Así nos hemos enterado de la muerte de Quintín Cabrera, a quien muchos amigos y compañeros del “cantar opinando” estaban preparando un homenaje….A ese gigante con pinta de boxeador bohemio le habían fallado los pulmones y ya no podía compartir nuestro aire… os hablaré de Quintín y de mi, y de otras gentes… Hoy quiero que me pueda la melancolía.

El caso es que a mí por los setenta me mandaron al ejército africano…. y casi siempre que fregaba castigado el suelo de la batería, repetía machaconamente a golpe de fregona y rabia… “Yo nací en Montevideo,”…Era mi pequeña rebeldía en aquel mundo de sinsentidos y disciplina… Aquello que yo cantaba, más bien gritaba, era de un chico al que no ponía rostro ni le había escuchado personalmente. Sus canciones, como lo besos, me llegaban por otros labios, por otras noches…Se llamaba Quintín Cabrera. Era uruguayo o… vaya usted a saber de donde sé es cuando hace tanto tiempo que se hicieron las maletas… O sea que era latinoamericano…. Algo que fue muy importante en la formación de una generación, la mía..

Yo supe de ellos por los años 70. Una década que presagiaba futuros de cuento rosa o incluso rojo, aunque solo fuera porque el presente era de pena. Entonces se frecuentaban los teatros, hasta los policías lo hacían. Eso sí, nunca aprendieron los horarios y era frecuentes encontrarles a la hora de salida y malhumorados, quizá por el retraso.

En aquellos teatros que acogían la pana y los vaqueros, empezamos a escuchar con pasión a gentes venidas del otro lado del charco que nos traían libertad en pequeñas dosis, para no iniciados. Gentes con acentos suaves que ignoraban que huían de golpes que aun no se habían producido. Ya se sabe que América Latina ha sido una pausa en verso entre golpe y golpe.

Por aquí no nos iban mejor las cosas. Por aquí habíamos perdido hasta la seguridad en la manera de escribir la palabra libertad, por poca práctica. Por eso estos personajes que conocimos cuando huían de la tiranía o simplemente del hambre, que es otra forma enmascarada de la tiranía, nos enseñaron caminos de libertad porque aquí la desconocíamos hacía muchos años.

Lo que he pretendido decir es que en mi formación humana y en mi memoria sentimental, las personas que vinieron del vasto continente de la infamia y la impunidad que fue América Latina han ocupado un sitio irremplazable.

Muchas gracias, Quintín, buen viaje…. Somos muchos los que tenemos buenos motivos para recordarte, a ti y a tu generación de viajeros, con los que aprendimos tanto. Iremos el 27 a compartir nuestra ya nostalgia de ti con todos los que acudirán al reclamo de tus canciones puestas en boca de tus compañeros de escenario

Comentarios

Edito-e ha dicho que…
Siento mucho esta pérdida. Sacaste lindas letras de un amigo y una experiencia. No hay consuelo, pero es bonito poder recordar a alguien de esa forma...
Muchos besos Rubén,

Eli

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