Momentazo etíope




En todas las ediciones de Pirineos Sur se viven momentazos que suelen comentarse durante días, apareciendo en resúmenes y valoraciones del festival. Buena parte de ellos tienen lugar en el escenario de la plaza de los Mercados del Mundo en Sallent de Gállego, de domingo a jueves, con menor visibilidad mediática y de público que los viernes y sábados cuando los conciertos tienen lugar en el Auditorio Natural de Lanuza. Los que tienen oportunidad de asistir se convierten en auténticos privilegiados ante la versatilidad e innovación de muchas de esas propuestas. Se trata de una de las grandes apuestas del Festival, referencia imprescindible, obligada,y que cuenta con una gran aceptación.

La noche del martes, como la del domingo, fue una de esas veladas que a nadie deja indiferente.  Bajo la temática de “El Sur exótico” tuvimos la oportunidad de descubrir un pedacito de la música, y de la cultura, de Etiopía. País absolutamente desconocido para la mayoría, al que solo se suele hacer referencias por conflictos, hambrunas o triunfos de sus atletas en las grandes distancias en las carreras de atletismo.

Musicalmente era la primera vez que el festival se aproximaba al país africano, con dos propuestas absolutamente diferentes. Apertura a cargo del dúo Munit & Jörg, ella cantando, el a la guitarra. Temas de autoría propia y versiones de Bob Marley, Nina Simone y Art Garfunkel. La excelente voz, la simpatía y el esfuerzo de ella para hacerse entender en un castellano más que correcto, motivó que la actuación fuera creciendo según avanzaba, terminando con un público absolutamente entregado que los premió con vítores, aplausos y la reclamación insistente de un bis que gustosamente ofreció el dúo etíope-germano.

Minutos habituales para los cambios técnicos necesarios y paso para Ethicolor, propuesta liderada por Melaku Belay. Bailarín natural de Addis Abeba, ha sido director del Ballet Nacional de su país, girando con grupos de estilo muy diferentes por Europa y Estados Unidos, incluido alguno punk. Es uno de los animadores de la noche de la capital, presentando espectáculos vernáculos y foráneos en Fendika Club, lugar cultural de referencia en Addis Abeba. Su espectáculo está basado en las músicas y danzas del país, especialmente de los territorios Gurage, Wolaita y Konso, incluyendo los bailes sksta, inspirado en los movimientos de los animales, y el eskista, que deja al público anonadado debido a los movimientos de hombros hipnóticos y frenéticos que ejecutan los bailarines.
El grupo va acompañado de instrumentos autóctonos, como el krar -especie de lira-, el bajo krar, flauta, percusiones y el masinko, -violín típico muy cercano al que utilizan los músicos gnawas-. Completan el elenco artístico un par de voces femeninas y otras tantas bailarinas que cambian continuamente de vestuario, según la procedencia de la música y el baile a realizar.

Temas tradicionales, religiosos, de boda, festivos interpretados con efectividad, en algunos momentos con pasión, y una puesta en escena muy colorida con estribillos fáciles de reproducir, consiguieron encandilar a un público absolutamente dispuesto a disfrutar de una propuesta desconocida pero enormemente atrayente, que culminó con todos los asistentes participando en una coreografía colectiva por el suelo.

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