Audacia, respeto y diversión protagonistas de la Noche del Danubio en Pirineos Sur

12 de julio / La Noche del DANUBIO (Rumanía / Macedonia) / Auditorio Natural de Lanuza

La segunda noche muestra la personalidad cultural de Pirineos Sur
Fotos: Jesús Alarcón

María Tanase está considerada como la más grande intérprete de la canción popular rumana. Su labor artística fue más allá de la música y destacó también en el teatro. En 1938 grabó sus primeras canciones que fueron destruidas, un par de años más tarde, por la policía fascista. Ésta alegó “adulteración del espíritu folclórico”, otros lo achacaron a las amistades judías de la artista. En la década de los 50 destaca y es reconocida en como “la Edith Piaf rumana” y recibe varios premios por su labor. En el mes de junio pasado se conmemoraron 44 años de su fallecimiento.

No había anochecido del todo cuando Balanescu Quartet comenzaba su actuación. Bajo la dirección de Alexander Balanescu, excepcional violinista, colaborador de Philip Glass, Michael Nyman, David Byrne, Pet Shop Boys o Kratwerk, pudimos aproximarnos de una manera muy personal a las músicas del “París del Este” como se denominaba a Bucarest en los años 30, y conocer de primera mano una realidad bastante desconocida por nosotros. Poco a poco el Auditorio de Lanuza se iba poblando de espectadores sorprendidos por una propuesta para nada habitual en la escena de los festivales de música popular. Un riesgo asumido, como otros muchos, por Pirineos Sur con audacia y valentía, y que el público asume con naturalidad, respondiendo con respetuosos silencios, rotos por vítores y aplausos prolongados al final de cada tema. Los espectadores de Pirineos son un ejemplo de madurez musical siempre ávido de conocer nuevas propuestas, aunque muchas de ellas tengan más de medio siglo de existencia.

Tras los cambios oportunos llegó la fiesta por parte de la Kokani Orkestar. Hicieron lo que saben hacer: ejecutar de manera excepcional sus instrumentos, divertirse y divertirnos. Era la tercera ocasión en la que visitaban el Festival y cuentan con un buen número de seguidores que conocen muy bien sus canciones. Un recorrido musical por Bulgaria, Serbia, Rumanía, Turquía y por supuesto Macedonia. El tiempo no parece transcurrir para estas músicas actas para bodas, bautizos, banquetes y funerales, que muchos descubrieron en películas como Underground de Emir Kusturiska, y en directo por Goran Bregovic, siendo Pirineos Sur el punto de partida para su difusión posterior por todo el país. Su concierto finalizó con la bajada de la banda por las gradas, realizando un pasacalles haciendo acompañar por los espectadores, mientras un miembro del grupo vendía y vendía cedés.

Una noche musical excepcional, donde se volvió a manifestar que la diversidad musical se puede mostrar, innovando y arriesgando entre lo conocido y lo novedoso. Entre lo más clásico y lo más popular, entre lo más culto y lo más festivo. El público lo sabe y respeta, responde y valora estas iniciativas. Pirineos Sur es cada vez más una marca que tiene su valor como tal, mucho más de lo que aporte cada una de las individualidades que lo hacen posible. Un proyecto colectivo donde los espectadores son parte esencial del mismo.

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