La ciudad de los ricos y la ciudad de los pobres
Ayer acudí a la presentación de
“La ciudad de los ricos y la ciudad de los pobres” "La ciudad de los ricos y la ciudad de los pobres" del urbanista italiano Bernardo Secchi
fallecido el año pasado. No conocía su obra, creo que estuvo vinculado a Madrid
en los ochenta en la elaboración del Plan General de Ordenación Urbana. La
primera aproximación al libro sugiere ricos contenidos. Habrá que leerlo con
calma.
Escuché con atención las
intervenciones de los integrantes de la mesa; tres hombres, dos mujeres. Solo
intervino una de ellas para presentar el acto, Teresa Arenillas Presidenta del
Club de Debates Urbanos, organizadores de encuentro. Los tres miembros
masculinos intervenían en cualquier momento. Cualquier reflexión del público
tenía inmediata respuesta y comentario
que evidenciaba el papel predominante de unos sobre otros. Profesores y alumnos.
Nada nuevo.
Me llamó la atención las
continuas observaciones, elogiosas por supuesto, a la manifestación del sábado
en Madrid, organizada por Podemos. Contrastaban con unos discursos marcados y
referencia continua a lo macro. Grandes operaciones urbanísticas, grandes banco,
grandes… que para ellos son los únicos que construyen la ciudad. Ninguna
referencia a los que construyen/construimos la ciudadanía. Ocupación de
espacios en la plaza pública, centros autogestionados, huertos urbanos,
universidades populares, grupos de consumo, de acompañamiento, de reflexión
permanente…
No pude evitar intervenir. Pedí
disculpas por mi atrevimiento en un lugar que parecía reservado a ilustres
doctores. Mi argumento giró en torno a “si la cultura de nuestro país la ha diseñado
la arquitectura y la obra pública, los que trabajamos en la cultura también
podemos/debemos reflexionar sobre el urbanismo
y la ciudad”. Resalté que si queremos realmente
cambiar algo empecemos por lo micro para llegar a lo macro. no al revés.
Mencioné que en la ciudad existen realidades “mi barrio tiene quince salas de
exposiciones e igual número de librerías y ningún Burger” para acabar hablando
de paradigmas y que a muchos no nos interesan hegemonías de ningún tipo.
Tuve respuesta inmediata, aunque en
teoría mi palabra era la última. Ninguna crítica o autocrítica sobre la
responsabilidad de los asistentes en el desarrollo de un urbanismo que es
responsable de que Madrid sea una de las ciudades más desiguales y segregadoras
de Europa.
La conclusión la misma de tantas
veces: no basta con apoyar o acercarse a los nuevos aires que corren, todos
sumamos. Es preciso más humildad y reflexión sobre las responsabilidades
individuales y colectivas de cada uno de nosotros en el desarrollo y la
construcción del entorno donde nos movemos.
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