Katia Guerreiro; una fadista enorme

Tercera jornada dedicada en las Tribus Ibéricas de Pirineos Sur a Portugal. La primera, protagonizada por Rao Kyao, fue un recorrido por las músicas más tradicionales con una especial mirada a las referencias más orientales del país vecino. La segunda, a cargo de Orelha Negra, nos engulló en ambientes urbanos, con una visión musical más actual y la tercera, nos mostró una visión actualizado del género musical lusitano más conocido, el fado. Katia d'Almeida d’Oliveira Rosado Guerreiro Ochoa, más conocida como Katia Guerreiro, fue la elegida para exponerlo al numerosísimo público congregado en el escenario de Los Mercados del Mundo en Sallent de Gállego.


La noche, tras varios días de frío intenso, acompañaba. Aparecieron bermudas, camisetas y atuendos más ligeros, en consonancia con la época estival en la que nos encontramos, abandonando la ropa casi invernal que los asistentes portaban en jornadas anteriores.


El tema elegido para comenzar fue Asas, una composición de María Luisa Baptista y Georgino de Sousa incluido en su primer álbum Fado Maior, publicado en el año 2001. Aquella grabación inicial ya marcaba el camino de la joven fadista, nacida curiosamente en Sudáfrica. En la misma se recogían temas que popularizara Amelia Rodrigues y poemas, entre otros, de Fernando Pessoa y António Lobo Antunes. Una manera arrolladora de iniciar un concierto que desde el primer momento se intuía como mágico.


Lo fue por varios motivos. Una voz particular y poderosa que enamora. La presencia escénica que cubre y llena todo el escenario. El acompañamiento de una banda muy sólida y eficaz donde nada parece improvisado. La comunión con un público que originó que su concierto fuera seguido con un respeto casi místico, muy alejado de la algarabía habitual de los conciertos de Sallent y por último, y ya mencionado, la climatología amable de una noche que también quería disfrutar de la mejor música en directo.


En total dieciocho temas que recorrieron su discografía, mostrando su buen hacer. Emotiva fue la interpretación de Lisboa à noite, un camino por el Barrio Alto de la ciudad blanca donde el dormir no está permitido. En Havemos de ir a Viana evoca la ciudad donde las mujeres bellas adquieren los característicos pendientes barrocos lusitanos para remarcar su belleza. Concluyó con Amor de mel, la canción que hiciera famosa la insustituible Amalia Rodrigues.


Katia Guerreiro
enamoró convenciendo de la grandeza del fado a los más escépticos. La complicidad con el público fue absoluta, apreciándose tanto en escena como al bajar del escenario. No es extraño que algunos, que ya la habían visto en directo anteriormente, se desplazaran desde A Coruña para volver a disfrutar de su música. Se prodiga tan poco entre nosotros que sus seguidores no dudan en viajar a puntos muy distantes para zambullirse y recrearse con ella. Grande, muy grande esta fadista. Inmensa, con una calidad humana que hipnotiza. Un acierto más del Festival organizado por la Diputación Provincial de Huesca.

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