Intensidad flamenca en las Tribus Ibéricas
Pirineos Sur tiene todos los años un compromiso con el flamenco. La de ayer era una noche especial dada la singularidad de la apuesta planteada. Antes del inició el maestro de ceremonias, es decir el presentador, rindió un homenaje a Enrique Morente y José Antonio Labordeta, a los que estaba dedicado la edición de este año del festival. También a Amy Winehouse, cuya muerte y la masacre de Oslo eran los temas más comentados en las tertulias y conversaciones del día en las tertulias y conversaciones del Valle de Tena.
Abrió la sesión Miguel Poveda. Todo está ya escrito sobre el cantaor de Badalona. Un espectáculo magistral que fue adaptado al espacio escénico donde se desarrollaba y a las adversas condiciones climatológicas. Comenzó con una liviana, para continuar por nanas, cantiñas y otros cantes flamencos. Prometió caldear la noche y lo consiguió con creces. Recordó sus nueve meses de mili en Huesca, mencionando que las personas oscenses y sus paisajes eran el mejor recuerdo de sus “años guerreros”. Con sus palabras se ganó al público “este es el mejor espacio para actuar, mejor que cualquier auditorio cubierto del mundo, la música sale de la tierra y vuelve a ella” y con su música entusiasmó; especialmente al emplearse por alegrías y tangos trasladándonos a Jerez, Triana o Cádiz, sin abandonar el Valle de Tena. Continuó bailando antes de cantar con maestría “Coplas del querer” con “La bien pagá” como referencia. Su banda le secundó con maestría. A las palmas Carlos Frilo y Luis Cantarote, todo un espectáculo verles ejecutarlas desde un lateral del escenario, y Jesús Guerrero y Juan Gómez “Chicuelo” a la guitarra. Acabó por bulerías. Al concluir el público empezó a percatarse del frío ambiental, que el arte de Poveda había eclipsado.
Paréntesis para los cambios y para repostar, un buen caldo o un chocolate caliente para presenciar el “Homenaje a Manuel Tejuela al que Poveda calificó como “maestro de maestros”. Reconocimiento a un gran innovador del flamenco que se atrevía con cantes como montañesas, pravianas o farrucas, notándose su origen leonés y que deleitó con dos temas en su propia voz. Se acompañó de un total de veinticinco artistas, auténtico homenaje de los alumnos al mejor profesor. Emocionantes fueron los momentos en que se interpretaron los tangos que Tejuela compuso y que Camarón de la Isla e la incluyó en su repertorio, o cuando subió al escenario su nieto Ángel, que seguramente continuará con la tradición flamenca de varias generaciones.
Para acabar la noche, otra producción especial del festival: Aramenco. Un espectáculo dirigido por el guitarrista flamenco Manuel Santiago que sorprendió por la manera de innovadora de combinar géneros como el flamenco y la jota aragonesa. Comenzaron con “Anda jaleo jaleo”, toda una declaración de principio, para continuar con “Dos tierras que se miran” en un duelo espectacular entre cantaores y jotereos con Jairo Périz en el centro de la escena, al baile.
Un gran cierre para una propuesta perfectamente ensamblada entre las “Tribus Ibéricas” que duró más de cuatro horas. El público lo apreció y valoró a pesar de ser una de las noches más frías de temperatura de los últimos años de Pirineos Sur.
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