La economía del fútbol: Cristiano Ronaldo y la burbuja de precios por Ciro Muruyama
Con la crisis a cuestas, y mientras se discute si hay o no regulación, sigue creciendo la burbuja en los precios que se pagan por los jugadores de elite. ¿También en este caso serán las arcas públicas las que acudan al rescate?
Nota aparecida en el diario digital: NUEVATRIBUNA.ES - 16.4.2010
www.nuevatribuna.es/noticia/33130/OPINIÓN/economía-fútbol:-cristiano-ronaldo-burbuja-precios.html
El 27 de mayo de 2009, Cristiano Ronaldo abandonaba cabizbajo el césped del estadio Olímpico de Roma. El entonces jugador estrella del Manchester United nada pudo hacer para evitar la derrota de su equipo en la final de la Champions League ante el Barcelona que, tras un 2 a 0, conseguía el triplete del año: campeón de la copa del Rey, campeón de Liga y campeón del torneo de clubes más prestigiado del mundo.
El desazón de Cristiano Ronaldo no duró mucho: dos semanas después, el 11 de junio, se hacía público su fichaje con el Real Madrid por una suma de 94 millones de euros, unos 130 millones de dólares en ese momento. La noticia impactó no sólo por tratarse de la compra-venta más cara de un jugador en la historia del futbol, pues batió la cifra récord que sólo unos días antes había establecido el mismo Real Madrid al fichar al brasileño Kaká por 92 millones de dólares, sino porque la espiral alcista de compras ocurría en medio de una profunda crisis económica que había mermado las finanzas de los clubes en todo el orbe.
Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro (1985) nació en Funchal, en la isla de Madeira en Portugal, y debe su nombre a la madre quien, amén de creyente, profesaba admiración por Ronald Reagan (El País Semanal, 30/09/09). Su historia es la habitual de los grandes futbolistas: origen humilde, suerte al cruzarse con alguien que detecta su talento, luego mucha disciplina y esfuerzo. En la escuela del Sporting cobraba 50 euros al mes, su primer contrato fue por 250 euros, luego de 600 y en 2003, con sólo 18 años, se fue a Inglaterra en una transacción por 18 millones de euros. En la temporada 2009-2010 que está por concluir, la primera con el Madrid, se estima que Cristiano cobre 23 millones de euros: 13 de salario pagado por el club y 10 por contratos de publicidad. El jugador, además, tiene sus propias marcas registradas: CR7 —las iniciales con el número de camiseta que usaba en el Manchester— y CR9 —el dorsal que le tocó en el Madrid, pues el 7 se lo quedó el capitán más veterano del equipo, Raúl—. Quien también hizo el negocio de su vida fue Jorge Mendes, el representante de Ronaldo que actúa como un broker financiero y también intermedia en los contratos de Rafael Márquez, Simao, Deco, Carvalho, Pepe, Anderson, Mourinho, entre otros, el cual cobró por la venta de Ronaldo una comisión de 9.6 millones de euros (El País, 08/09/09). El Madrid espera recuperar la inversión a través de los contratos de televisión, venta de souvenirs, giras al extranjero e ingresos en taquillas. De momento, se lleva el 40 por ciento de los derechos de imagen del jugador a quien, por ejemplo, el banco portugués Espírito Santo le genera honorarios por cuatro millones de euros; la empresa Niké, 12 millones, y Coca-Cola pagó, por sólo un comercial destinado al mercado chino, un millón y medio de euros (El País Domingo, 21/06/09). La prisa del equipo para que la caja registradora comenzara a sonar se mostró desde que, el 6 de julio, sin ningún torneo en curso, el club organizara la presentación de su nuevo fichaje en el estadio Santiago Bernabéu, con la presencia de 75 mil aficionados, en un horario prime time mundial para aprovechar las transmisiones televisivas en Oriente Medio, África y América Latina. En la tienda del equipo, para las dos de la tarde de ese día ya se habían ingresado 40,800 euros por venta de camisetas con el número 9. De ahí que, además del más caro, Cristiano sea el jugador más protegido, con una escolta pagada por el club (EP, 8/07/09)
La inflación en el precio de los jugadores puede ser insostenible para los equipos. Michel Platini, presidente de la UEFA, ha insistido en una necesaria regulación en el monto de las transacciones, e incluso el secretario de Estado para el deporte de España propone introducir un tope para que no se rebase el 60 u 70 por ciento del presupuesto de los clubes en fichajes y salarios. Esta limitación se deberá fijar en una ley, a discusión, del deporte profesional, en la que también se plantea crear un órgano para supervisar la solvencia de los equipos similar a lo que hace la Comisión Nacional del Mercado de Valores con la Bolsa (El País, 14/09/09, p. 38). Peor resulta la cosa cuando en la burbuja de los precios de jugadores se comprometen recursos de entidades financieras con participación pública, como fue el caso en el fichaje de Ronaldo: Caja Madrid prestó 76.7 millones de euros al Real Madrid para costear la compra a pesar de que los rendimientos de ese banco cayeron en un 71 por ciento en 2008 (Semana.com, 16/06/09). La banca privada también es parte del negocio: Santander habría contribuido con un préstamo similar al de Caja Madrid para el club merengue (Ibíd.)
La espiral de erogaciones en estrellas se reproduce así: “un club se endeuda para gastar una cantidad escandalosa de dinero en fichajes y encandila a la masa social con la promesa implícita de títulos y dolorosas humillaciones a los rivales; si consigue títulos, bien, pues nadie recordará los dispendios perpetrados; si no los consigue, sus directivos acuden prestos con la muleta de la ilusión, prometen nuevos fichajes con más gasto y deuda, entretienen a la masa social y se suelen ahorrar la explicación de sus responsabilidades” (El País, 16/07/09). Y, si no, hay que ver la estrategia del Real Madrid para la temporada 2010-2011, una vez que es factible que, tras las compras multimillonarias del año pasado —gastó 210 millones de euros en Kaká, Ronaldo, Benzema y Albiol (La Jornada, 07/07/09)— no se haga de un solo título: ya anuncia la adquisición del francés Ribery al Bayern Munich y de Cesc Fábregas al Chelsea.
Con la crisis a cuestas, y mientras se discute si hay o no regulación, sigue creciendo la burbuja en los precios que se pagan por los jugadores de elite. ¿También en este caso serán las arcas públicas las que acudan al rescate?
Ciro Murayama es economista y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México. Es editor de la revista “Nexos” y en la actualidad escribe semanalmente en “La Crónica”.
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