La luna llena se puso a bailar reggae

La noche del viernes estuvo dedicada a la ciudad de Abiyán, capital de Costa de Marfil, la ciudad más poblada de África Occidental. Buena parte de su crecimiento tuvo lugar a partir de la apertura del Canal de Vridi, que permitió su conexión marítima y con ello el desarrollo social y económico. Un país en plena convulsión tras el atentado, fallido, contra el presidente del país, hace poco más de un año.

La agitación política no parece sentirse en su música y sus músicos. El más conocido de todos es Alpha Blondy. Era la cuarta vez que visitaba el Festival, y como siempre cautivó a un público más que adepto. No deja de sorprender que sea en Lanuza donde ha celebrado sus mejores conciertos en España. Lo dicen en su entorno cercano y lo confirman los seguidores que le acompañan por toda la Península. Seydou Kone, su verdadero nombre, es una leyenda de la música africana, no sólo para los seguidores del reggae, y lo es por su manera de interpretar y de conectar con las inquietudes de una población que no se ve amparada por sus responsables políticos. Canciones muy directas como “SOS Guerra Tribale” sobre el sida o “Yitzah Rabin” un homenaje al presidente asesinado de Israel, Isaac Rabin, forman parte de su historia. En el concierto interpreta sus canciones más conocidas “Jerusalem”, “Cocody Rock” o “Peace in Liberia” acompañado por miles de voces, que abarrotan el Escenario Natural de Lanuza.

La mayoría de los asistentes conocían a Alpha, todo lo contrario que a Ismael Isaac. Issiaka Diakate es su verdadero nombre. A los quince años su vida cambió cuando falleció Bob Marley, estamos hablando de 1981. Creció en uno de los barrios más populares de Abiyán, Treichville, y desde aquella fecha se dedica a la música en directo, en un principio formando parte de Les Freres Keita, luego en solitario. Una docena de temas conformaron su primera actuación española. Liderados musicalmente por Wurie Moctar, realizaron un gran concierto que enganchó a un público que estaba por la diversión y con ganas de olvidar las frías noches anteriores. Una conjunción difícil de lograr dado que la banda vive diseminada en varios países y el poder ensayar es más que complicado. Pero la calidad musical de los implicados permite superar problemas políticos y burocráticos.
La luna llena no quiso perderse el debut español de Isaac, en paralelo algunos espectadores inauguraban los baños en la parte anterior del escenario, todos bailaron a los acordes de la mejor música africana de la actualidad.

Fue una de esas sorpresas de artistas desconocidos, que agradablemente nos regala todos los años el Festival.

Otra noche difícil de olvidar para los asistentes, en la mejor línea de Pirineos Sur.

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