Herramientas culturales para la integración
Una historia protagonizada por 57
inmigrantes procedentes de la India refugiados en un campamento clandestino en
el Monte del Renegado de Ceuta, ha conseguido
el Premio del Jurado, integrado en
su totalidad por mujeres, de la IV
Edición del Festival
Internacional de Documental de Agadir (FIDADOC), que se clausuró el pasado sábado en esta
ciudad del sur de Marruecos.
“Los Ulises”,
dirigida por Alberto García Ortiz y Agatha Maciaszek, narra la historia de estos inmigrantes durante dos años
tras un viaje iniciado en su país, recorriendo, entre otros lugares, Etiopía, Burkina Faso, Malí, el
desierto del Sahara, Argelia, Marruecos
y finalmente Ceuta, protagonista
igualmente de la cinta. Esperanzas, frustraciones y el deseo de
poder recorrer los catorce kilómetros que separan a los dos continentes, con el
propósito de conseguir una vida mejor.
Documentales de Túnez, Bélgica, China, Italia, Alemania, Francia, Camerún, Egipto y
Marruecos han estado presentes en la muestra, donde también se ha
presentado fuera de concurso “Next Music
Station: Morocco” dirigida por el músico y documentalista vasco Fermín Muguruza.
Una visión de las músicas actuales de Marruecos
realizada para el canal de noticias qatarí Al
Jazeera. Exhibida en tres espacios diferentes, incluido un coloquio en la
universidad en el que participó la productora local y asesora de la misma Yolanda Agudo
López. Un debate en momentos apasionante sobre la visión que desde
el exterior se tiene de la realidad cultural, es este caso musical, del país. “Le thé ou l'électricité” de Jérôme le Maire ha sido la gran
triunfadora de este año, obteniendo el Premio
del Jurado y El Gran Premio “Nouzha Drissi”, en homenaje a la que fuera la
fundadora del festival tristemente fallecida a finales del pasado año.
Las proyecciones de ambos documentales se enmarcan
dentro del Programa “Zankat:
Nuevas Culturas Urbanas. Marruecos 2012”, que se está celebrado en diferentes ciudades del
país: Casablanca, Esauira, Tetuán,
Tánger, Casablanca, Marraquech, Rabat y Agadir, desde el pasado 11 de abril, prolongándose
hasta el 23 de junio. Organizado por la Embajada
de España en Marruecos, tiene como uno de los máximos impulsores a nuestro Consejero
Cultural en este país, el diplomático Guillermo Escribano. El programa muestra algunas
de las aportaciones recientes de nuestra cultura contemporánea: arte urbano,
artesanía, creatividad y residuos, literatura y pensamiento, artes plásticas,
música, danza, diseño, cómic, cine, moda, teatro y gastronomía, en una muestra
muy singular desarrollada con anterioridad en Tokio, Nueva Delhi o Berlín.
Solo son dos ejemplos de una realidad
cultural que desde hace años se está produciendo en el país vecino. Muestras de
una vitalidad en la creación, gestión y difusión, inimaginables dada la escasa
comunicación que normalmente se realiza sobre este tipo de actividades, en
contraposición con aquellas que solo muestran lo más convencional, espectacular
y obvio sobre un país con el que es imprescindible tener las mejores relaciones;
sin duda la aproximación a su cultura e iniciativas es una de las mejores
maneras de hacerlo.
Hace unos días Amnistía Internacional presentaba en Barcelona el informe “Elección y prejuicio. Discriminación de
personas musulmanas en Europa” elaborado en Bélgica, Francia, Holanda, España y Suiza, pidiendo medidas
efectivas para acabar con los estereotipos que sufren los musulmanes en Europa. Asimismo, el Real Instituto Elcano ha publicado un
estudio sobre la imagen que sobre los marroquíes residentes en nuestro país
tenemos los españoles. Un 50,2% considera que son islamistas, el 60% piensa que
no están integrados en nuestra sociedad, y más alarmante aún, el 54% está
convencido de que no aportan nada a nuestra economía y el 34,7% que Marruecos es un país enemigo.
En tiempos inciertos como los actuales,
el apoyo a la diversidad y la difusión de la pluralidad cultural es una de las
mejores herramientas para la creación de puentes y encuentros. Un excelente
instrumento para el contacto entre creadores y gestores, con el objetivo de
fomentar el conocimiento, la creación y la colaboración, para alejar prejuicios,
tópicos, posiciones inmovilistas, el etnocentrismo y el relativismo cultural
hegemónicos.
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