En la tarde de los Goya por fin llueve en Madrid

Por fin llueve en Madrid. Con un poco de suerte podremos respirar algo mejor. La culpa de la contaminación en la capital es para Ana Botella, cómo no, de Zapatero. Buena noticia para los madrileños y mala para que los que acudan a los Goya. Un año que para muchos lo único que debería celebrase es el haber llegado a las veinticinco ediciones.

Las cuentas del último año son sobre todo preocupantes. Juan Varela en un artículo lo resume con detalle:

www.estrelladigital.es/blogs/juan_varela/Operacion-Goya_7_901779814.html

Quizás lo más alarmante sea la imagen que el colectivo está adquiriendo como consecuencias de la llamada Ley Sinde.

Es evidente que la prensa y los políticos más conservadores no se han olvidado, ni perdonan, el activo compromiso con motivo de la Guerra de Irak, su apoyo con matices a ZP y/o a la izquierda en general. La realidad legislativa les ha alejado también de sectores culturales, sociales y virtuales muy dinámicos y de una parte de la ciudadanía que no entienden comportamientos recientes.

La normativa aprobada no va a conseguir los objetivos que dice pretender. Por el contrario abre puertas que pueden limitar derechos y libertades, pudiendo inducir a que se produzcan arbitrariedades que poco tiene que ver con la transparencia democrática.

Precipitación, falta de diálogo, papeles wikileaks, cenas secretas y comentarios desafortunados han creado una crisis entre actores y parte de la ciudadanía, también entre el ministerio y el Presidente de la Academia del Cine.

Nuestro cine no se merece esto. Hay que apoyarlo, de ellos depende en mucho la imagen de país, pero quizás también es preciso más humildad por su parte, mayor diálogo, más creatividad, ser conscientes de que no hay que temer por los cambios que se están produciendo, al contrario intentar utilizarlos para crecer. En resumen; deberían acercarse y estar más próximos a la realidad. Tras años de reconocimiento masivo es preciso sentir y vivir los nuevos contextos surgidos, para que su aislamiento no sea cada día mayor, como ocurre con buena parte de nuestra clase dirigente y de otras profesiones.