Sin noticias de "El Ambigú"

No recuerdo cuándo escuché o leí por primera vez a Diego A. Manrique, pero me acuerdo perfectamente dónde le conocí. Fue en los Encuentros de Juventud “Cabueñes 84” en la antigua Universidad Laboral de Gijón, hoy reconvertida en LABoral Centro de Arte y Creación Industrial. Dirigía un curso sobre “Cultura Rock” y a mi me encargaron hacer las veces de secretario o algo parecido. Entonces no había becarios y los más jóvenes y/o pardillos nos teníamos que encargar de las cosas más diversas y absurdas. Fue un buen encuentro. Siempre recuerdo cuando decidimos saltarnos las normas y comenzar a las 11 o las 12 horas y no a las nueve como estaba anunciado. “Los de la música trasnochamos y no madrugamos. Es uno de los motivos para dedicarnos a esto” fueron algunos de nuestros argumentos para retrasar las sesiones. Por tal motivo nos perdimos algunas de las intervenciones políticas como la del Ministro de Cultura Javier Solana, recibido al grito de “OTAN NO, BASES FUERA”. Ignacio Quintana, entonces Director General de la Juventud, me convenció para acudir, los dos vivíamos en el distrito de Hortaleza (Madrid) y habitualmente hablábamos de temas relacionados con las políticas culturales en el ámbito local. Nacho era capaz de convencer a cualquiera con sus argumentos. Con el tiempo descubrí que fue uno de los redactores de Rueda Ibérico, posiblemente la publicación antifranquista más implacable que haya existido.

Desde aquellos encuentros comencé a seguir profesionalmente a Diego. La admiración aumentó cuando dirigió Historia del rock para El País. En las páginas de este diario, en Efe Eme, en Radio 3 y en otras muchas publicaciones hemos aprendido mucho gracias a sus comentarios. Nos ha enseñado a entender la música de manera diversa y plural. No puedo de dejar de recordar la polémica que se montó en La Habana por unos comentarios injustos de Bladimir Zamora en una de las publicaciones de las Juventudes Comunistas de Cuba, creo que El Caimán Barbudo. Sufrió muchos ataques cuando fue uno de los máximos responsables de que la música cubana, más allá de la oficial, se difundiera entre nosotros. Siempre escuchamos con agrado sus comentarios sobre la colección La Sonora Cubana que producíamos para Virgin España.

Recuerdo un día de 2002, llegando al mediodía a nuestras oficinas de la Gran Vía madrileña, que Yolanda me comentó que había venido un responsable de la discográfica del Grupo Prisa para proponernos organizar la primera gira española de Los Tigres del Norte. No entendíamos bien la propuesta, ya que el grupo mediático tenía su propia promotora. Con el tiempo descubrimos que fue Diego quien nos sugirió ya que conocía nuestra admiración por los mexicanos. Poco tiempo después hicimos la presentación en la Fnac de Madrid, con todos los integrantes del grupo, el flamante responsable de la Academia de Cine Alex de la Iglesia y por supuesto Diego. Fue una gira inolvidable, como la del año siguiente.

En el año 2004 le encargamos el texto de nuestro libro-disco “Las músicas de Argentina” dentro de la colección sobre “músicas del mundo” que editamos para Fnac-España y para el festival La Mar de Músicas. Pasaba a formar parte de esos amigos de Radio 3 que han colaborado con la colección como la actual directora Lara López, Carlos Galilea, Kiko Helguera o José Miguel López.

Muchas veces hemos valorado sus opiniones profesionales cuando nos embarcábamos en algún proyecto desconocido. Siempre dispuesto a darnos un consejo desinteresado mientras compartíamos una copa, práctica olvidada desde hace años debido a los problemas de salud que tuvo. Cuando desarrollamos el proyecto exposición-libro “Música y compromiso” se encargó del texto sobre la música de Cuba. Ninguna de las personas a las que se lo propusimos en la isla contestó a nuestra sugerencia. Se prestó a realizarlo aún sabiendo las opiniones que los responsables culturales cubanos tenían sobre él, fruto de los ataques malintencionados que ya he comentado anteriormente.

Cuando le nombraron Director Adjunto de Radio 3 todos nos felicitamos por el reconocimiento a la labor de años de nuestro boss musical. No conozco su labor como gestor, pero su talento y criterio musical seguro que iba a enriquecer a la emisora.

Hace unos días nos enteramos de su salida. Mágicamente la noticia no ha saltado a los medios hasta hace dos días. Supongo que habrá motivos diversos. La crisis, los ajustes, las vendettas internas… Sólo decir que lo siento de verdad. Diego ha sido, espero que lo siga siendo, un maestro en la enseñanza y difusión de todo tipo de músicas. Con nosotros ha tenido un comportamiento ejemplar, admirable. Hemos aprendido a valorar la diversidad musical y reconocerla en toda su inmensidad. Si da pena la deriva cultural que están sufriendo muchos medios de comunicación en nuestro país, más te da cuando esto ocurre en los públicos. Todas estas políticas las pagaremos nosotros, pero las sufrirán otras generaciones que no tendrán voces de referencia que apuesten por la pluralidad, por la diversidad.

Hace años, cuando se publicó el libro Radio 3: 20 años me llamó la atención que mientras casi todos los que escribieron en el mismo se dedicaban a hacer un repaso-balance sobre sus programas, Diego sorprendió hablando sobre “la radio más exclusiva”. No hablaba de “El Ambigú”, ni de Radio 3, comentaba la importancia de emisoras como “Radio Activa-Onda Mujer” que realizaban un grupo de mujeres presas en la cárcel de Carabanchel. Deseaba que las responsables de aquella iniciativa le escucharan.

Diego hoy hemos dejado de escucharte, pero sabemos que será un corto paréntesis. Además de leerte queremos seguir oyéndote. Tu forma de comunicar, de transmitir siempre, aunque seguramente nunca ha sido tu deseo, ha sido exclusivo. Formas parte de la historia de la radio de este país y también de la nuestra. Eso nadie, ni nada, lo puede cambiar.

Gracias compañero por estos años de buen hacer.

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