La electrónica latina vibra en Pirineos Sur
La música peruana es una de las de América Latina más desconocida para nosotros. Quizás el tema más popular sea “El cóndor pasa” y las voces de referencia, a las que siempre se recurre, son la de la grandísima Chabuca Granda y la no menos imprescindible de Susana Baca, que ya visitó el festival en dos ocasiones, 1998 y 2003. David Byrne nos acercó al “Perú Negro” a través de un disco absolutamente indispensable, atreviéndose con una versión igualmente extraordinaria de “María Lando”. Los Violadores y Luesemia, con algunos temas conocidos como “Al colegio no voy más”o "El hombre que no dejaba de masturbarse", son de los pocos nombres de la escena pop y rock con cierto nombre entre nosotros.
La programación de Novalima en el escenario de Sallent de Gállego va en consonancia con la filosofía emprendida por el Festival de mostrar en ese espacio aquellas propuestas más arriesgadas, novedosas e innovadoras. Este año se siente ese espíritu como nunca había ocurrido en ediciones anteriores. Noche tras noche, una sorpresa tras otra, a cual más encomiable.
Desde el primer tema era evidente que la música de Novalima es el producto de la fusión entre las músicas tradicionales con estilos modernos, como el dub, reggae, hip hop… creando uno propio, que ellos denominan electrónica afro-latina. Durante noventa minutos recorrieron buena parte de las canciones incluidas en sus álbumes “Afro” y “Coba Coba”, con un resultado sobresaliente.
Un proceso enlazado por la participación de músicos de procedencia muy dispar, interesados en introducirse en nuevos campos y experiencias artísticas, combinando temas populares con otros de su propia autoría, con una clara influencia de la música negra en todos ellos, que cautivó una noche más a los espectadores que volvieron a llenar el escenario situado en la plaza de los Mercados del Mundo y disfrutaron con el baile, pegadizo y contagioso, que propuso Novalima en todo su recital. Es más, el concierto se cerró con una invitación "a las chicas que saben bailar" a subir al escenario. Oportunidad que fue aprovechada por una decena de jóvenes, que despidieron junto a Novalima la noche.
Aunque la música peruana es bastante desconocida entre nosotros es evidente que con Novalima se abre la posibilidad de que la misma llegue a nuevos públicos y espectadores, consiguiendo ampliar nuestro universo sonoro y con ello seguir promoviendo los valores de la diversidad cultural, una de las señas de identidad de Pirineos Sur.
Foto: Pilar Hurtado.
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