"A dios rogando y con Cajasur estafando" por Leire Díez

Artículo de la compañera, amiga y presidenta de Red Laica, Leire Díez remitido por ella.

Hoy me voy a dar el gusto de decir lo que pienso sin tomarme la mínima molestia en disfrazar mis palabras en bellas metáforas o en sedosos adjetivos que disimulen la crudeza de la realidad.

Y no lo voy a hacer porque no me da la gana, y porque creo que las cosas que pasan no son merecedoras de suavizadoras palabras.

No sé qué informativo estaba viendo, pero eso da igual. Hablaban de la fallida fusión de Cajasur y La inmediata intervención del Banco de España para garantizar la solvencia de la entidad, en serio peligro por la mala gestión de sus dirigentes.

Acto seguido, veo la imagen de un señor mayor, cano, con gafas y que dice a preguntas de los periodistas que “lo único que se puede hacer es rezar para solucionar la situación”.

¿Rezar?, ¿rezar?, ¿la solución de estos individuos es rezar?. No hombre, no, la solución no es rezar.

Cajasur fue uno de esos que se aprovechó de la burbuja inmobiliaria y del boom urbanístico. Es la entidad que gestionan los señores de la Iglesia, esa Iglesia que se supone que es caritativa, que es buena, que busca justicia y que da todo lo que tiene a los pobres…¡Ja, ja y mil veces ja!

La Iglesia es esa entidad con ánimo de lucro, que se permite el lujo de hablar de todo, pero sin cumplir con las leyes, eso sí, bien alimentada de los dispendios de sus feligreses y de la generosidad muy mal entendida del Estado.

Hacen obras de caridad, sí, y hay gente que se vuelca en el cuidado de los otros, sí, pero como hacen otras muchas ONGs que tiene que dejarse la piel para conseguir financiación y que tienen que trabajar mucho para poder llevar a cabo una labor igual o mejor.

¿Qué nos hace pensar que merece más dinero la Iglesia que las ONGs?. ¿Y todo el patrimonio que a lo largo de estos siglos se ha ido apropiando aquí y allá y que ha servido para seguir enriqueciéndose?¿Es justo que sea el Estado el que mantenga un patrimonio que no le pertenece?

La respuesta es que no, muy poca gente entiende que sus dineros vayan a pagar a mantener seos, iglesias, capillas y lugares de culto o de orgías, depende de quién sea el habitante de la morada.

Y no hablemos de leyes, que estos señores no entienden de responsabilidades, con encomendarse al de “arriba”, que hartito tiene que estar ya si es que existiera y decir que todo es culpa de lo malo y perverso, de la masturbación, homosexualidad y del sexo de los Ángeles (que no los de Charlie), lo tienen todo solucionado.

Da igual: pederastia, pedofilia, abusos, robos, expolios, agresiones...para los Santos Varones la penitencia es la misma: rezar.

Lo de las Leyes de la Igualdad y no Discriminación se la pasan por el mismo arco del triunfo que se pasan su versión de la caridad.

¿Cuántos embargos habrán ejecutado éstos de la Iglesia?, ¿Cuántas familias habrán quedado en la calle porque no podían seguir enriqueciendo los bolsillos de los de las sotanas?. Muchas, muchas.

Hay una seria contradicción en todo esto, que es la que más me enerva los nervios.

España es un estado laico, y ya va siendo hora que dotemos a las palabras de significado. No es normal hablar de laicismo y financiación de la Iglesia con dinero público, lo mismo que se me antoja debería pasar con Cajasur.

¿Qué tienen que hacer frente a la mala gestión? No se preocupen, que a parte de rezar, les va a tocar firmar muchas escrituras ante notario que devuelvan todo ese patrimonio de dudosa titularidad al Estado.

Todos los bienes, todos los ingresos para pagar la mala gestión, de lo que para casi todo el mundo es una entidad con ánimo de lucro, segregacionista, desigual e inhumana (una entidad que justifica actos de pedofilia, abusos, discriminación…) no merece la categoría de humana.

Si hay que tomar medidas se toman, pero empecemos por las más lógicas, desde l principio, con fuerza y sin remilgos.

Hay miedos que os ciudadanos no entienden, es ese miedo cobarde que impide tomar las decisiones acertadas con lucidez e inmediatez.

No estamos, precisamente, en una época en la que podamos permitirnos el lujo de tener remilgos, o sea que sería conveniente tomar medidas radicales con el tema de la Iglesia, y hacerlo ya. El que tenga tienda, que la atienda.