¿Por qué la izquierda debe defender el Software Libre? (V)
La influencia sobre la sociedad
El movimiento social del Software Libre es uno de los pocos movimientos de resistencia que, a escala global, ha logrado ofrecer una alternativa global a lo que se opone. Hoy cualquiera puede desarrollar sus actividades informáticas prácticas con casi el 100% de Software Libre. Internet funciona en su mayoría con Software Libre.
Sus conceptos están contribuyendo y aportando a la construcción de nuevas formas económicas en redes participativas. En estas nuevas formas de organización, cada trabajador opera con su propio capital y regula sus tiempos y formas de trabajo, es dueño de sus medios de producción, y, en cooperación con otros trabajadores, a través de internet, tiene la posibilidad de competir con las grandes industrias del software.
Se está produciendo una mutación en las relaciones de producción de consecuencias impredecibles y, para algunos, imperceptibles, a través de los cambios que generan las TIC y su espectacular impacto en las transacciones de información y conocimiento.
Las redes y el software coordinan. Hasta ahora, se han necesitado grandes capitalistas y mandos industriales para coordinar, administrar y controlar (Fordismo), poco a poco, este hecho, está sufriendo una transformación. A medida que los humanos se han ido capitalizando (al menos en las sociedades centrales) éste importa menos y no puede generar tanta renta (falta de escasez) y, a medida que la informática puede coordinar, tampoco se necesitan mandos ni controles (“ni amos ni patrones”). Por lo tanto, el futuro de la producción industrial podría estar dirigiéndose a una producción distribuida y, quizás, sin explotación.
La Izquierda
Ante esta última afirmación, sea arriesgada, descabellada, acertada o equivocada, la izquierda debe de anticiparse y asumir la grave responsabilidad de analizar estos procesos y no continuar rezagada a remolque de las Think Tanks de derechas.
Hay que prestar atención a estos fenómenos. Hay que pensarlos, analizarlos y participar. La izquierda, y sus conceptos, tienen un futuro brillante en la nueva era que se avecina. La contradicción fundamental de la sociedad capitalista podría estar mutando en esta nueva era, como lo hizo con las sociedades agrarias, o el feudalismo. Entramos en otra era. Las contradicciones podrían ser otras, las clases sociales otras, las luchas otras. El límite podría dejar de ser el capital y sería el conocimiento, y, quienes se lo apropien en forma exclusiva, serán los privilegiados. Por tanto, es fundamental para la izquierda defender que el conocimiento sea libre.
De cara a la sociedad, es esencial que los pensadores y militantes de izquierda, se apropien (en forma no exclusiva) de este conocimiento para usarlo en su actividad y también como concepto. Estamos en un momento de cambios. Y el software libre está en el centro de estos cambios.
Izquierda que no vea esto, no es izquierda.
El movimiento social del Software Libre es uno de los pocos movimientos de resistencia que, a escala global, ha logrado ofrecer una alternativa global a lo que se opone. Hoy cualquiera puede desarrollar sus actividades informáticas prácticas con casi el 100% de Software Libre. Internet funciona en su mayoría con Software Libre.
Sus conceptos están contribuyendo y aportando a la construcción de nuevas formas económicas en redes participativas. En estas nuevas formas de organización, cada trabajador opera con su propio capital y regula sus tiempos y formas de trabajo, es dueño de sus medios de producción, y, en cooperación con otros trabajadores, a través de internet, tiene la posibilidad de competir con las grandes industrias del software.
Se está produciendo una mutación en las relaciones de producción de consecuencias impredecibles y, para algunos, imperceptibles, a través de los cambios que generan las TIC y su espectacular impacto en las transacciones de información y conocimiento.
Las redes y el software coordinan. Hasta ahora, se han necesitado grandes capitalistas y mandos industriales para coordinar, administrar y controlar (Fordismo), poco a poco, este hecho, está sufriendo una transformación. A medida que los humanos se han ido capitalizando (al menos en las sociedades centrales) éste importa menos y no puede generar tanta renta (falta de escasez) y, a medida que la informática puede coordinar, tampoco se necesitan mandos ni controles (“ni amos ni patrones”). Por lo tanto, el futuro de la producción industrial podría estar dirigiéndose a una producción distribuida y, quizás, sin explotación.
La Izquierda
Ante esta última afirmación, sea arriesgada, descabellada, acertada o equivocada, la izquierda debe de anticiparse y asumir la grave responsabilidad de analizar estos procesos y no continuar rezagada a remolque de las Think Tanks de derechas.
Hay que prestar atención a estos fenómenos. Hay que pensarlos, analizarlos y participar. La izquierda, y sus conceptos, tienen un futuro brillante en la nueva era que se avecina. La contradicción fundamental de la sociedad capitalista podría estar mutando en esta nueva era, como lo hizo con las sociedades agrarias, o el feudalismo. Entramos en otra era. Las contradicciones podrían ser otras, las clases sociales otras, las luchas otras. El límite podría dejar de ser el capital y sería el conocimiento, y, quienes se lo apropien en forma exclusiva, serán los privilegiados. Por tanto, es fundamental para la izquierda defender que el conocimiento sea libre.
De cara a la sociedad, es esencial que los pensadores y militantes de izquierda, se apropien (en forma no exclusiva) de este conocimiento para usarlo en su actividad y también como concepto. Estamos en un momento de cambios. Y el software libre está en el centro de estos cambios.
Izquierda que no vea esto, no es izquierda.
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