España puede arder en otoño
Altas temperaturas e incendios
han hecho que el verano sea más caliente de lo habitual, nada comparable con un
otoño que puede ser un incendio sin precedentes. La mayoría de la población
vive en una situación límite sin perspectiva de futuro. Poderes públicos que
deberían tranquilizar dando confianza generan justamente lo contrario.
Violencia institucional con recortes inimaginables en una sociedad que se dice
democrática, utilizando parte de los mecanismos del Estado contra la población
más desprotegida. La justificación de lo injustificable logra que sectores
amplios se alejen de la política institucional, que no de la política. Crisis
como excusa para recortar servicios, derechos y libertades, coartada para
volver a un Estado centralista semiautoritario. Percepción generalizada de que
las elecciones cada vez sirven para menos. Ganadores incumpliendo promesas electorales
sometidos a todo tipo de presión por aquellos que nunca se han presentado a una
contienda electoral; extorsión y chantaje permanente en todos los actos de la
actividad cotidiana, tanto pública como privada.
Parte de la población dando la
espalda a formas tradicionales de acción política, integrándose en propuestas
actuales que cuestionan las formas habituales de intervención; evidente ruptura
con las tendencias hegemónicas de la izquierda, herederas de la socialdemocracia
y el leninismo más dados a la autojustificación que a la autocrítica.
Prácticas antiautoritarias,
participativas, colaborativas y democráticas que van calando en sectores más
amplios, la lucha contra el desahucio y ocupación de viviendas es un ejemplo de
ello. Denuncia y actuación que tienen que ver con movimientos contraculturales surgidos
en grandes urbes que hasta ahora tenían un poso residual de carácter underground y que gracias a la
participación de más colectivos, de personas individualmente y su difusión a
través de la Red, va creciendo en notoriedad, incidencia y participación.
Movimientos a los que no es ajena
la sociedad del espectáculo en la que estamos embarcados que intenta asimilar,
otra vez más, cualquier muestra de descontento o rebeldía. Espectáculo en los
informativos dignos del mejor “reality show”. Crisis alimentaria, matanzas,
crímenes, guerras, invasiones, ajusticiamientos, venganzas, corrupción,
desfalcos, limitación de libertades, discriminaciones, violencia de género,
racial, incendios, contaminaciones, cambio climático… son comunicados de tal
forma que te dejan indiferente, mientras consumimos una cerveza o una copa
esperando el próximo partido, película, obra de teatro o concierto, formando parte
de un juego en el que muchos se niega a participar.
Estamos ante el Gobierno más conservador de los últimos
tiempos presidido por un presidente que quiere asemejarse a Heath, Nixon o Thatcher,
pasando a la historia como otro gran liquidador de los derechos adquiridos. Política
que castiga a la mayoría criminalizando a los que se oponen a ella. Mientras el
principal partido de la oposición sigue sin propuestas, sin posibilidad de adaptación,
convertido en el mejor aliado del Gobierno. Sin renovar sus cabezas visibles, lo
que impide su visualización como alternativa creíble, real y posible.
Parece precisa la creación de un
nuevo proceso democrático donde prime la política sobre los mercados. No se puede
mantener un Estado que genera cada vez más desconfianza, de no hacerlo surgirán
movimientos involucionistas de carácter más autoritario. La mayoría es
consciente de ello apostando por cambiar nuestra realidad. La orfandad política
actual puede llevar a un enfrentamiento entre instituciones y ciudadanos. El
esfuerzo por una democracia más real no puede impedirse reprimiendo a los que
luchan por ella. Los pasos que den los gobernantes próximamente determinaran si
el otoño será más caluroso que el verano. Todo parece indicar que esta vez no
se van a ver los toros desde la barrera sino participando activamente desde el
albero.
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http://eljumillano.blogspot.com.es/2012/04/cuestion-politico-social-1.html