Objetivamente, subjetivo: limitaciones veraniegas
El director de la revista, Ritmos del mundo, me pide celeridad en esta colaboración. Textos previstos sobre Brian Jones y Boris Vian han sido imposibles de publicar. Mea culpa. Todos tenemos límites y limitaciones y más en un verano como este.
La cacareada –y real– crisis no parece hacer mucha mella en algunas de las gran citas estivales. Los medios presumen de analizar la situación con “rigor”. Nos enteramos en el diario que dirige PJ, siempre a la cabeza del periodismo de investigación, que los conciertos de Pirineos Sur tienen lugar en la plaza de toros de Lanuza. Cerca de 50.000 ciudadan@s se han acercado en julio sin encontrarla. Prometen seguir buscándola en los próximos veranos.
Mella causó la granizada que cayó el 16 de julio sobre todo a la decena de espectadores que tuvieron que ser atendidos por la Cruz Roja. El Auditorio Natural de Lanuza albergaba cerca de 5.000 personas cuando se desencadenó la tormenta más virulenta acaecida en sus 18 años de existencia. La noche continúo con la atención sanitaria reseñada, ante el impacto producido por el tamaño considerable del granizo, media hora más tarde. Peor suerte padecieron en el FIB, donde un huracán obligó a suspender algunos de los conciertos teniendo que soportar además las críticas de Oasis.
Menoscabo merece el trato recibido por los responsables de La Mar de Músicas. Los que jalearon la supuesta censura del festival, no han tenido el decoro de informar sobre los temas supuestamente censurados durante su celebración. Normal, literatura, arte y cine sólo son noticia cuando son parientes próximos del medio de comunicación correspondiente. Acoso y derribo cartagenero que ha puesto en evidencia una vez más que la importancia autoproclamada de algunos, la realidad la desmiente.
La edición de más riesgo de su historia, y van quince, se ha saldado con los mejores resultados. La sorpresa no viajó sólo desde Marruecos, país al que estaba dedicado el festival este año, sino también desde Argentina, donde la Orquesta Típica Fernández Fierro protagonizó alguno de los mejores momentos en una actuación esperada desde hace 5 años, sin que muchos de los que siempre hablan de creatividad y libertad de expresión prestos a informar con avidez, les interesara lo más mínimo.
En tiempos de limitaciones hay que buscar nuevas maneras de actuar, de intervenir y de narrar. Lo indiscutible se desvanece ante una realidad más compleja, plural y democrática, que abre puertas por las que todos pueden pasar, quedarse y compartir. Los ilusionistas que se empeñaron en poner puertas al campo, vender motos sin manillar, saben que su tiempo está por concluir. Se asemejan a los que dan golpes de estado secuestrando a presidentes en pijama diciendo representar los intereses de la mayoría, cuando realmente sólo les preocupa lo suyo y la utilización de la mayoría es un pretexto para su provecho individual.
Deberíamos volver a repensar con las canciones de Pablo Milanés de fondo: “Todavía no pregunté: te quedarás/ temo mucho a la respuesta de un jamás,/ la prefiero compartida/ antes de vaciar mi vida/ no es perfecta mas se acerca a lo que yo/ simplemente soñé”.
Soñar y compartir es difícil en tiempos de limitaciones, pero posible cuando no se piden estrellas azules sino llenar espacios con la luz de cada uno. Espacios afrodisíacos y/o paradisíacos como declamaba el de Báyamo el 23 del pasado julio y, aunque “el que tiempo pasa, nos vamos haciendo viejos” y “el llanto es amargo” hay que pensar “en los años que tienes para vivir”.
La cacareada –y real– crisis no parece hacer mucha mella en algunas de las gran citas estivales. Los medios presumen de analizar la situación con “rigor”. Nos enteramos en el diario que dirige PJ, siempre a la cabeza del periodismo de investigación, que los conciertos de Pirineos Sur tienen lugar en la plaza de toros de Lanuza. Cerca de 50.000 ciudadan@s se han acercado en julio sin encontrarla. Prometen seguir buscándola en los próximos veranos.
Mella causó la granizada que cayó el 16 de julio sobre todo a la decena de espectadores que tuvieron que ser atendidos por la Cruz Roja. El Auditorio Natural de Lanuza albergaba cerca de 5.000 personas cuando se desencadenó la tormenta más virulenta acaecida en sus 18 años de existencia. La noche continúo con la atención sanitaria reseñada, ante el impacto producido por el tamaño considerable del granizo, media hora más tarde. Peor suerte padecieron en el FIB, donde un huracán obligó a suspender algunos de los conciertos teniendo que soportar además las críticas de Oasis.
Menoscabo merece el trato recibido por los responsables de La Mar de Músicas. Los que jalearon la supuesta censura del festival, no han tenido el decoro de informar sobre los temas supuestamente censurados durante su celebración. Normal, literatura, arte y cine sólo son noticia cuando son parientes próximos del medio de comunicación correspondiente. Acoso y derribo cartagenero que ha puesto en evidencia una vez más que la importancia autoproclamada de algunos, la realidad la desmiente.
La edición de más riesgo de su historia, y van quince, se ha saldado con los mejores resultados. La sorpresa no viajó sólo desde Marruecos, país al que estaba dedicado el festival este año, sino también desde Argentina, donde la Orquesta Típica Fernández Fierro protagonizó alguno de los mejores momentos en una actuación esperada desde hace 5 años, sin que muchos de los que siempre hablan de creatividad y libertad de expresión prestos a informar con avidez, les interesara lo más mínimo.
En tiempos de limitaciones hay que buscar nuevas maneras de actuar, de intervenir y de narrar. Lo indiscutible se desvanece ante una realidad más compleja, plural y democrática, que abre puertas por las que todos pueden pasar, quedarse y compartir. Los ilusionistas que se empeñaron en poner puertas al campo, vender motos sin manillar, saben que su tiempo está por concluir. Se asemejan a los que dan golpes de estado secuestrando a presidentes en pijama diciendo representar los intereses de la mayoría, cuando realmente sólo les preocupa lo suyo y la utilización de la mayoría es un pretexto para su provecho individual.
Deberíamos volver a repensar con las canciones de Pablo Milanés de fondo: “Todavía no pregunté: te quedarás/ temo mucho a la respuesta de un jamás,/ la prefiero compartida/ antes de vaciar mi vida/ no es perfecta mas se acerca a lo que yo/ simplemente soñé”.
Soñar y compartir es difícil en tiempos de limitaciones, pero posible cuando no se piden estrellas azules sino llenar espacios con la luz de cada uno. Espacios afrodisíacos y/o paradisíacos como declamaba el de Báyamo el 23 del pasado julio y, aunque “el que tiempo pasa, nos vamos haciendo viejos” y “el llanto es amargo” hay que pensar “en los años que tienes para vivir”.
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