Afel Bocoum, las raíces del continente negro en las Noches de Ramadán

Artículo y fotografías de Julio Castro publicado el sábado 12 de septiembre en:
www.larepublicacultural.es/article2013.html

Si la primera jornada de las Noches de Ramadán, nos obsequiaba este año con un concierto marcado por la magia de las religiones ancestrales, de la mano de Hamid El Kasri, la segunda nos dejó un estreno en Madrid a cargo del maliense Afel Bocoum, que no puedo dejar de calificar como la denuncia con encanto y sencillez.

Y es que este gran músico que en el escenario parece mostrar una gran timidez, pero sin apenas moverse de su sitio, comienza a tocar su guitarra electroacústica y a cantar y todo es ritmo, desde el resto del grupo hasta lo más lejano del escenario. Una música con raíces pero también con actualidad, es como la construcción del country africano, que nos cuenta historias y problemas de su gente.

Afel nos habla de la inmigración: “sí, la migración es un problema… mucha gente se va y deciden lanzarse a atravesar el mar…”. Porque claro, como los puntos de relatividad de la física, este también depende de las coordenadas de origen y, para algunos, la migración supone un conflicto aquí, con nuestra problemática de señorines y señorinas, pero son personas, la mayoría jóvenes, que abandonan su tierra y, en muchos casos dejan su vida en el camino devorados por el agua salada, los peces y los explotadores.

Y nos habla de la discriminación, y del racismo… Y también nos cuenta cosas de su país y dice “vengan a vernos…” para y sonríe con sorna, porque debe pensar “¡a vosotros os quisiera yo ver allí!”, pero sigue diciendo “vengan, de verdad, es necesario que vengan a conocer aquello”. Y sigue cantando otro de sus temas.

No es un mundo nada fácil el de su país de origen, pero se alegra enormemente de ver aquí a su gente e identificarse con ellos, y es como un nostálgico Bob Dylan en otro mundo y en otra realidad. Un lugar en el que se crea tanto o más que en otros, por eso llama la atención si pones el oído pegado a su realidad y, en lugar de extrañarte porque hayan adaptado su música a algunos instrumentos electrónicos, tenemos que pensar cómo nosotros damos por sentado que somos creadores de algo y, ahí están los instrumentos más primigenios (con sus adaptaciones o evoluciones si las hay), de donde muchos de los actuales de nuestro entorno han surgido. Y entonces, hay que preguntarse ¿dónde está la realidad y donde la réplica? Y es que tal vez, vivamos de las rentas, matando al mensajero.


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