@ftotoro y @BelenGNieto Absolución
Los 19 y 26 de enero se celebrará, finalmente (después de 4
años y medio), el juicio pendiente tras la detención que sufrieron Flavia y Belén el 17 de agosto 2011 al finalizar la manifestación Laica con ocasión de
la visita del Papa a Madrid. Piden un año y medio de cárcel para Flavia, para otros detenidos la petición de pena asciendo a cuatro años.
Ese día íbamos juntos a la manifestación. Salimos de la Plaza
de Carros, punto de reunión de Asamblea de Austrias 15M, pasamos por Puerta de
Moros, La Cebada, San Millán, Duque de Alba, Tirso de Molina, Doctor Cortezo,
Jacinto Benavente, Carretas y Puerta del Sol. No pudimos acabar la marcha.
Personas del JMJ lo impidieron. Las fuerzas de seguridad se olvidaron de una
marcha estaba perfectamente legalizada. Se pusieron del lado de los
saboteadores, caso único, que yo sepa.
Todo el recorrido fue una fiesta. El calor animaba, el 15M
nos daba toda la energía. Hubo muchas provocaciones, la marcha era legal, pero íbamos a nuestro rollo, no entramos en ningún
momento al trapo. Allá cada uno con sus rezos, misas y valles de los caídos.
Belén tu sabes de que hablo.
Nos quedamos en Sol. Vamos hacia la calle Mayor cuando se
produce una carga policial. Aparentemente no había ningún motivo, ya estábamos de
retirada, nos íbamos a tomar unas cañas a La Latina, nuestro barrio, es el
camino más corto. No había nada que temer, no había pasado nada realmente
grave. En una calle vecina, nos enteramos después, la policía retiene a nuestra amiga Patricia Horrillo por ejercer su trabajo, periodista.
La carga nos separó. Ellas por una calle, yo por otra. Tres
días sin ellas, nos marcaron mucho. Nos unieron, no olvidaremos. Seguimos en
algunos momentos en mundos diferentes, pero continuamos juntas.
Por fin, el juicio. Se llevará a cabo a las 9:00 de la mañana
(ambos días a la misma hora) en la Sala de Audiencia, Calle Julian Camarillo, 11 (Edificio Roble II) en Ciudad
Lineal.
Allí estaremos.
El video de su detención, de Fanetín nos
muestra que no estaban haciendo nada. Por cierto llevábamos una pintura que
hizo Flavia que tenía su valor, nunca apareció. A saber qué casa o despacho
estará decorando o al no entender de arte la arrojaron al contenedor más
cercano. La insensibilidad e ignorancia es algo natural para algunxs.
Tiempo después Belén y
Flavia narraron aquellas interminables horas:
“... Desde el minuto
uno de la detención dejamos de ser ciudadanas para la UIP. Nos esposaron, nos
metieron en el furgón y, tras una larga espera, nos llevaron a la comisaría de
Moratalaz. En ese trascurso de tiempo no hablaron con nosotras ni siquiera para
responder a nuestras preguntas: ¿Por qué nos detienen? ¿Dónde nos llevan? ¿Qué
sucede?
Una vez en la
comisaría de Moratalaz nos metieron en una sala, sentadas en sillas mirando
hacia la pared durante aproximadamente 5 horas en las que fichaban nuestras
pertenencias e íbamos pasando una a una (las 8 detenidas) a una habitación
donde nos esperaban 3 policías tapados con pasamontañas a leernos los derechos.
Una habitación escalofriante con banderas Ultra Sur colgadas en las
paredes.
Durante esas largas horas, nos gritaban para que agacháramos las cabezas al suelo, no nos quitaron las esposas ni para ir al baño. Los insultos y amenazas de expulsión del país a 2 personas de otras nacionalidades eran continuos.
Durante esas largas horas, nos gritaban para que agacháramos las cabezas al suelo, no nos quitaron las esposas ni para ir al baño. Los insultos y amenazas de expulsión del país a 2 personas de otras nacionalidades eran continuos.
5 horas más
tarde, y sin saber aún cuánto tiempo permaneceríamos allí, nos bajaron algunos
pisos hacia los calabozos, besando escalón por escalón.
Una vez allí,
íbamos de una celda a otra. Nos desnudaron y nos hicieron sentadillas. Los
calabozos huelen mal. Las celdas de 15 x 15 baldosas tienen una colchoneta
sucia y de insoportable olor. La primera noche no pudimos dormir en ella, la
segunda noche nos dio igual porque nuestro olor no era mejor después de tantos nervios y sudor. No nos
dieron agua, sólo un mini zumo y de comer un plástico con garbanzos que sólo el envase apestaba y no pudimos ni
abrirlo.
Cada vez que
alguno quería ir al baño, tenía que gritar con fuerza durante varios minutos
para que un policía de guardia nos sacara al servicio.
No sabíamos
cuándo vendría el abogado a informarnos
de qué se nos acusaba y cuándo saldríamos de allí. La incertidumbre de no saber
paralizaba el reloj. No teníamos noción del tiempo.
2 noches y más
de 45 horas detenidas. El viernes a las 9 de la mañana llegamos esposadas a
declarar ante la jueza en los juzgados de Plaza de Castilla. Y a las 16h nos
daban libertad con cargos. 7 horas en esos repugnantes calabozos, insalubres.
En general, el
trato fue humillante y vejatorio. Lo hacen con total impunidad convencidos de
que es eso lo que te mereces. Durante meses, estuvimos yendo a firmar al
juzgado cada 15 días como medida cautelar.
En todo este
proceso, durante y después de la detención, ha sido imprescindible contar con
el apoyo de colectivos y asambleas y, especialmente, la Asamblea de Austrias,
nuestro barrio, que se movilizó e hizo visible nuestra
detención desde el minuto 1. No es posible superar una situación como ésta si
no hay una red de personas que luchan junto a ti y demuestran que no estamos
solas en este camino. Reafirma tu convicción de que estabas donde tenías que
estar, defendiendo el derecho a levantar la voz.
Por supuesto, la
creación de una caja de resistencia para hacer frente a los gastos judiciales
que conlleva este proceso, es fundamental. Solucionar de manera colectiva una
situación que sola no puedes afrontar.
El apoyo
refuerza, estimula y regenera para seguir pisando las calles.”
DECLARACIÓN
ANTE LA POLICIA DE MORATALAZ
En el país de la risa la ceniza precede al fuego, Larrea
Que yo tuviera un instante
en el que deseara ser ella me sonroja.
Pero vaya en mi descargo que dicho instante
tuvo que ver con el arcoíris de su pelo
con el vuelo ibicenco de su falda
y hasta con un par de silencios como piedras
de los que ella emergía con pabilos
de júbilo misterioso.
Ella y los golpecitos de sus uñas
(rojas, negras, verdes, azules, gualdas)
tan bien cortadas y a por todas.
Ella tras la mesa de cristal comprada en ARCO
haciendo bailar un bic mordido
con el que tachó mi nombre.
Creo que el quid para yo tuviera un instante
en el que deseara ser ella vino del cenicero:
Mira, la
cosa está muy mal,
pero vamos en el mismo barco,
si la
empresa gana…todos ganamos.
El mundo
ha cambiado antes que nosotros,
sólo es
cuestión de inteligencia.
(Ahí sucedió el primer silencio)
Ella lo llenó con sus siete vértebras cervicales
curvadas hacia mí, y, como en un cara a cara
de verdad:
Tienes suerte,
hay un
puesto para gente como tú.
Hay que
remar y mucho, por ahora
nos vemos
obligados a retrasar pagos…
Pero se
está resolviendo. Y tenemos la certeza
de que
este barco no deja en tierra a nadie inteligente.
(Ahí sucedió el segundo)
Ella seguía pareciendo feliz en su caja torácica
aplastando cigarros con fuerza.
Más allá del martillo, el yunque y el estribo
yo buscaba por mi oreja un caracol que no salía.
Entonces ella, la democracia, cogió carrera:
De
momento no podremos pagarte,
pero te
aconsejo que confíes
y que
empieces de inmediato,
se trata
de una gran empresa,
que viene
de lejos, de toda la vida...
(Ahí se hizo el tercero)
Ella cubría las cenizas con las falanges de sus
manos:
Sólo
hacen falta ganas de remar, la juventud
pregunta
por salarios, vacaciones, pagas extras
y son
pocos los que entienden
que se
trata de arrimar el hombro
como
hacemos los demás.
Pero de súbito, algo en su maxilares no era humo,
algo a la altura de las costillas falsas,
algo sin duda de ser óseo
puso mi columna en pie y corrí hasta Sol,
donde ustedes me apalearon y detuvieron.
(A los
centenares de heridos y detenidos del M-15. Y a tantos otros que les
precedieron, también heridos y detenidos por el mismo grito: “Parece democracia
y no lo es”)
Mari Ángeles Maeso
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