Conversando sobre la gestión de las músicas actuales




Reproduzco la conversación que mantuve hace unos días con Julio Castro para:  laRepúblicaCultural.es
  
Hace unos días, Rubén Caravaca presentaba un libro, escrito por él y patrocinado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. El tema tiene un interés que trasciende fronteras, y ya desde el título puede generar curiosidad: La gestión de las músicas actuales. En él vuelca su experiencia en estas cuestiones, es decir, las orientadas a la gestión musical. Pero, viéndolo después con más detalle, creo que el tema se ha ido mucho más allá, porque podría plantearse como “tengo una idea, voy a buscar métodos, sugerencias y herramientas”.

Es verdad que una parte se vuelca específicamente en el ámbito de las músicas actuales, pero no es menos cierto que, además de eso, servirá para facilitar o sugerir muchas otras diversas actividades profesionales, así como maneras de llevarlas a cabo más fácilmente.

Un libro crítico, en el que podemos encontrar recomendaciones que facilitarán el desempeño, pero también dejarán claras las cosas, cómo están, por qué y cómo y por qué hay que ver las cosas de otra manera. Esto concuerda perfectamente con la manera que su autor ha tenido de llevar a cabo la gestión de la entidad desde la que es gestor cultural (Fabricantes de Ideas), pero también es reflejo de una manera de intentar cambiar esta el punto de vista en la asociación que ha venido presidiendo en los últimos tiempos (AGETEC*), desde donde se pueden favorecer importantes cambios, sin dejar de impulsar los proyectos.

La presentación del libro se llevó a cabo en la Sociedad General de Autores, en Madrid, donde hicimos la entrevista, y que nos dio, de paso, para tocar otros temas tangenciales y no menos importantes al final de la entrevista, pero también off de record.

Hojeando un poco el contenido del libro, y también, viendo el título, me pregunto cuánto tiene de referencia a las músicas actuales, o a los procedimientos actuales para la gestión de las músicas.

Cuando se habla de músicas actuales, se habla de músicas que queremos diferenciar de la música clásica. Es decir, hablamos de músicas que son más masivas, mayoritarias,…

En cuanto a los procedimientos, todo ha cambiado muchísimo, y a las personas de nuestra edad nos ha pillado un poco con el pie cambiado, y eso es evidente. Así que ahora estamos en un proceso de aprender, y aprender muchísimas cosas que nos enseña gente más joven.

Siempre digo que es un cambio radical de una sociedad a la que podíamos llamar RAM, es decir, tipo disco duro (porque nos dedicamos a almacenar discos, libros, películas…) a una sociedad mucho más RED, de compartir, de “mira lo que he escuchado…”, “mira lo que he visto…”, “te lo dejo / me lo dejas…”, que yo creo que es un cambio de paradigma cultural muy importante.

Creo que muchos agentes culturales se están dando cuenta, pero quienes no se dan cuenta son las industrias.

Dentro de los contenidos, veo que toca algo que puede ser un buen manual de referencia, pero también hay algo de denuncia referente al estatus de la música actual.

Jugamos con dos cosas, porque por una parte es un libro que intenta ser muy práctico. Al fin y al cabo, surge de un par de conferencias que me tocó dar, una en Colombia y otra en Marruecos, en las que, al final, la gente te pide herramientas para hacer las cosas por ellos mismos.

Entonces, te das cuenta de que, hasta hace relativamente poco, sólo algunas personas podrían conseguir sus sueños o, al menos, sacarlos adelante. Y lo que tratamos con esto es de democratizarlos, de alguna manera, todo el mundo tuviera herramientas para el “cómo hacerlo”.

Así que, el planteamiento es que se trate de un libro muy práctico, que contenga herramientas y que sea fácil, en el sentido de que tú, ahora mismo, puedes editarte tu música, puedes distribuirla, puedes hacerlo todo por ti, y con un presupuesto mínimo, que tampoco tiene que ser una cantidad desorbitada. Pero, sobre todo, es importante, porque hay mucha gente dispuesta a hacerlo contigo.

Eso cambia mucho el concepto de la música, de lo que era antes y de lo que es ahora.

Obviamente, este libro es un volcado bastante profundo de todos los años de experiencia y de vuestro “know how”, del tuyo y de quienes trabajáis en equipo. Pero, supongo que una cosa es escribirlo y, luego, llevarlo a cabo es más difícil.

Hombre, es complicado. Ten en cuenta que en nuestra experiencia, podemos haber trabajado entre 50 y 60 artistas de los cinco continentes. Así que nos sabíamos cómo se cogea por todos los lados. No es problemático si trabajas con artistas del llamado “primer mundo”, porque, sobre todo, la libre circulación no tiene problema. Pero se complica con artistas de otros países: con los visados, con los papeles, con un racismo que siempre hay en todo. Sobre todo, un racismo cultural muy importante.

Lo que hemos intentado es reflejar ahí esa realidad que, además, es nuestra realidad, lo que hemos trabajado durante estos años. Que es complicado, como todo, pero hemos tratado de dar una serie de pautas y herramientas, para que lo sea un poco menos.

Por ejemplo, el tema más evidente es el de los visados. Pues si hay una normativa que te dice que hay que presentar los papeles con 45 días, no los presentes con 30. Es decir, que si te dicen que son tres fotos, no lleves dos. Se trata de no tensionar las cuerdas. Y hay cosas tan elementales como esas, que si se hacen, normalmente, no tiene que haber excesivos problemas. Los puede haber, pero siempre hay trampas y vías para hacerlo por otro lado.

Me acuerdo de un artista muy famoso y reconocido, que venía de un país africano, y siempre venían unos 15, cuando sólo tocaban 5, es decir, estaba haciendo “contrabando de gente”, y en eso, antes o después, te acaban pillando. Pero si haces normalmente las cosas que hacemos todos, no hay problemas, y también se trata de que la gente se acostumbre a eso.

Los recortes actuales en Cultura, me imagino que obligan a idear nuevos métodos, pero ¿también supone un recorte en la calidad?

No tiene por qué. Creo que la crisis tiene su lado muy negativo y es que estamos en una situación en que la Cultura está muy indefensa. Sobre todo, porque tenemos mucha parte de culpa nosotros mismos. Lo que se llama normalmente la CT (Cultura de la Transición), hizo una cultura muy poco crítica con el poder. Creo que había un reparto de condiciones, es decir, “tú no te metes con la clase política en general” (aunque te metas puntualmente, que si la OTAN, que si…) o no con la estructura o con el modelo socio económico mayoritario que se está desarrollando, “y yo te dejo campar a tus anchas”. Y tú recibes tus subvenciones, tus ayudas, tus apoyos… y todo eso, ahora se viene abajo.

Entonces, ¿qué ha fomentado la Cultura? Pues una sociedad acrítica, o muy poco crítica, porque nos hemos mirado muchísimo al ombligo, y eso se nota ahora mismo.

Pero igual que se nota eso, creo que están saliendo nuevos modelos. Hay uno nuevo que yo creo que no tiene nada que ver con el público estatal (como ocurría siempre), ni con el mercantil, exclusivamente de cuenta de resultados. Creo que este es un tercer modelo, muy interesante y que es el que hay que apoyar, que se basa en la complicidad, el trabajo en común y en compartir experiencias.

Son proyectos que toda la vida se han hecho (autogestionados, cooperativas y demás), que ahora hay que hacerlos en el campo de la Cultura. Por eso, creo que es un momento muy difícil, en el que se trata a la cultura como mercancía. Pero es porque hemos jugado nosotros, como hemos jugado a que siempre que se habla de la cultura se hable de la parte económica, del porcentaje del PIB, de la piratería,… y nunca se habla de creación. Es decir, también somos causantes de todo eso. Y al mismo tiempo, creo que estamos pagando las consecuencias de dejarnos mentalizar para hacer, fundamentalmente, una “cultura del entretenimiento” absolutamente masiva, a la vez que surgen otro tipo de realidades.

En ese sentido, creo que Madrid está teniendo experiencias muy interesantes, que son un referente a nivel mundial. Y la mayoría de la “clase política”, de los “grandes pensadores”, y también de la cultural de este país, no se está enterando de muchas cosas que pasan en los barrios, en el centro y en todas partes.

¿Crees lícito que cualquier poder político (el que sea) arremeta contra la gente de la cultura cuando ésta opina?

Creo que no es legítimo, ni contra la gente de la cultura ni contra nadie, cuando no se tienen argumentos, es muy fácil acusar y ya está. Si nos referimos a lo de los pasados Premios Goya, es que no se puede ni comentar. Me pareció que el acto era demasiado “descafeinado”, muy blanditos para lo que está pasando, como para que se escandalicen con este tipo de actos. ¡Es que me parece ridículo!

Desde AGETEC*, me puedes decir ¿cuántos artistas, gestores… se ha llevado los recortes, la subida del IVA y demás?

Artistas no lo sé, pero como asociación hemos perdido un 20% de asociados. Y los hemos perdido por un tema de empleo. Es decir, en Cultura es muy fácil que, si no trabajan, se dediquen a otras cosas. Por ejemplo, el periodista es más normal que siga haciendo periodismo, pero no acabe de taxista… no sé. Pero en Cultura, cuando llega una crisis, es más normal que la gente se dedique a otro tipo de cosas, porque no hay una regulación profesional del sector. Creo que el año pasado se reguló en el INEM la función del Gestor Cultural, que no existía. Todo el mundo hablaba del Gestor Cultural, pero no existía, porque te vas al paro y ¿de qué te apuntas? “soy director del Reina Sofía”, pues creo que sólo hay una plaza, así que, como sea eso…

Así que nunca se ha valorado al trabajador cultural. Luego, creo que hay una historia que nunca se valora, por ejemplo cuando se habla de las subvenciones de la Cultura. Y también es un error hablar de eso, porque en realidad es una política de retorno: lo que realmente genera y lo que se devuelve. Cuando se discutía el PECAM** planteamos al Ayuntamiento: “si ustedes quieren hablar exclusivamente desde una perspectiva economicista, ¿cuánto supone lo que consideran Cultura a Madrid? Un 6% ¿Cuánto devuelven? El 0,3%” Si sólo quieren hablar de eso…, ni hablar de eso saben.

¿Tenéis previsiones muy pesimistas en AGETEC?

Cuando se crea desempleo, y se genera cierta apatía, al mismo tiempo aparece una parte importante de gente muy joven, muy dinamizadora de otro tipo de historias. Creo que hay una brecha generacional importante. Por un lado, la gente mayor que estamos… pues “lo que hemos peleado para encontrarnos así…” y la gente muy joven que dice “venga, que hay que tirar”. Y eso es importante. Si eso se llega a conjugar, pues la crisis es la crisis, eso está claro, pero no creo que haya que entristecerse más de lo necesario, porque a fin de cuentas, nadie nos ha regalado nunca nada, y creo que todo el mundo ha tenido que salir adelante por su cuenta. Y más ahora, con un capitalismo y un Estado tan duros.

El libro puede ser una buena herramienta de ayuda, la idea es colgarlo en la Red, para que sea de difusión libre…

Eso fue una condición que puse. En primer lugar es por pura filosofía, porque aprendimos con una experiencia que tuvimos con AECID en el año 2006, “Música y compromiso”, una historia con nueve países de América Latina, aunque realmente nos conocíamos tres personas… lo demás fue “a ver quién está en Colombia, en Venezuela…” un trabajo en el que todos aprendimos, y todos los compartimos. Y aprendimos que hay que hay que funcionar un poco así: que lo que suma es la diferencia, y lo que aporta cada uno. A partir de ahí, siempre que depende de nosotros, tratamos que se trabaje con licencias libres. Y que sean licencias iguales, es decir, que si yo hago una licencia sin ánimo de lucro, que luego nadie se lucre con ello. Es la gran discusión. Un ejemplo es el de diarios que permiten que sus reportajes y fotografías se utilicen, ¡luego llegue un diario grande como El País, y los comercialice! Hombre, que lo comercialice otro igual que yo, pero uno que… en fin.

Por otro lado, creo que el nuestro es un modelo en el que si un libro ha sido pagado con dinero público, creo que lo pagado con dinero público, debe ser de todo el mundo. Y si a mí ya me han pagado por hacer esta investigación, lo lógico es todo el mundo pueda compartirlo, porque ya está pagado.

No sé si es lo mejor o lo peor, pero sí es la mejor manera en que se puede contribuir a que esto se difunda y que haya un debate mucho más amplio. Porque si no, siempre estamos viendo que sólo llega el conocimiento a quienes tienen más posibilidades. Este libro surge de una discusión en la que muchos artistas del Caribe con muy pocos recursos, decían “¿cómo podemos hacer esto nosotros?, ¿cómo hacer un plan de comunicación, una hoja de ruta, un plano de escenario? ¿Cómo se gestiona un visado?…” así que, tratamos de que sea muy práctico, y que en la mayoría de los casos, que lo hagan ellos mismos.

Pues con estos “mimbres” y conociéndote ¿por qué no se presenta en AECID y se presenta en la SGAE?

Fue AECID quien lo decidió. Querían hacerlo en un sitio relacionado con la música, y lo hicieron aquí. Pero lo que es sintomático, es que nadie de la SGAE vaya a presentarlo, aunque estemos en su casa. Creo que también es un error para SGAE, porque no darse cuenta de lo importante que son ahora mismo las licencias libres (España es el país que más licencias libres tiene en el mundo, más de 11 millones de licencias), somos la primera potencia del mundo en estas licencias, no reconocerlo, es un error. Sobre todo, cuando también hay tantas licencias libres en la Administración (casi todos los libros de la Administración se pueden bajar, y en su época, en Extremadura cambió a Linux el sistema informático de la Comunidad). Así que no entiendo cómo no se dice “tenemos que hablar de esto”. En Francia se ha hecho: mal, pero al menos hay que intentarlo. Porque estamos hablando de personas y de creadores, no sólo de mercancías.

* AGETEC: Asociación de Gestores y Técnicos Culturales de la Comunidad de Madrid
** PECAM (Plan Estratégico de Cultura del Ayuntamiento de Madrid)

Las fotos son de Paco Manzano y Julio Castro y están conimgo Guillermo Escribano, Itziar Taboada de la AECID y el músico Mastretta.

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