"Formulario para un nuevo urbanismo" por Ivan Chtcheglov (1953)
SEÑOR, SOY DE OTRO PAÍS
Nos aburrimos en la ciudad, ya no hay
ningún templo del sol. Entre las piernas de las mujeres que pasan los dadaístas
hubieran querido encontrar una llave inglesa y los surrealistas una copa de
cristal. Esto se ha perdido. Sabemos leer en los rostros todas las promesas,
último estado de la morfología. La poesía de los carteles ha durado veinte
años. Nos aburrimos en la ciudad, tenemos que pringarnos para descubrir
misterios todavía en los carteles de la calle, último estado del humor y de la
poesía.
Baños de los Patriarcas
Máquinas de charcutería
Zoo de Nuestra Señora
Farmacia deportiva
Alimentación de los Mártires
Hormigón translúcido
Serrería Mano de Oro
Centro de recuperación funcional
Ambulancia Santa Ana
Café de la Quinta Avenida
Calle de los Voluntarios Prolongada
Hostal familiar en el jardín
Hotel de Extranjeros
Calle Salvaje
Y la piscina de la calle de las Nenas. Y
la comisaría de la calle de las Citas. La clínica quirúrgica y la oficina de
empleo gratuito del muelle de los Orfebres. Las flores artificiales de la calle
del Sol. El Hotel de los Sótanos del Castillo, el bar del Océano y el café de
Ir y Venir. El Hotel de Época.
Y la extraña estatua del Doctor Phillippe
Pinel, benefactor de los locos, en las últimas tardes del verano. Explorar
París.
Y tú, olvidado, tus recuerdos asolados por
todas las consternaciones del mapamundi, encallado en las Cuevas Rojas de
Pali-Kao, sin música y sin geografía, sin ir ya a la hacienda donde las raíces
piensan en el niño y el vino se acaba en fábulas de almanaque. Ahora se acabó.
Nunca verás la hacienda. No existe.
Hay que construir la hacienda.
Todas las ciudades son geológicas, y no se
pueden dar tres pasos sin encontrar fantasmas armados con todo el prestigio de
sus leyendas. Evolucionamos en un paisaje cerrado cuyos puntos de referencia
nos atraen constantemente hacia el pasado. Algunos ángulos movedizos, algunas
perspectivas fugitivas nos permiten vislumbrar concepciones originales del
espacio, pero esta visión sigue siendo fragmentaria. Hay que buscar en los
lugares mágicos de los cuentos del folklore y en los escritos surrealistas:
castillos, muros interminables, pequeños bares olvidados, cuevas de mamut,
hielo de los casinos.
Estas imágenes caducas conservan un
pequeño poder de catálisis, pero es casi imposible utilizarlas en un urbanismo
simbólico sin rejuvenecerlas dándoles un nuevo sentido. Nuestro imaginario
cultivado por viejos arquetipos ha quedado muy por detrás de las máquinas
perfeccionadas. Los diversos intentos de integrar la ciencia moderna en los
nuevos mitos continúan siendo insuficientes. Mientras tanto lo abstracto ha
invadido todas las artes, en particular la arquitectura de hoy. El hecho
plástico en estado puro, sin anécdota e inanimado, descansa y refresca los
ojos. En otros lugares se encuentran más bellezas fragmentarias, pero la tierra
de las síntesis prometidas cada vez más lejana. Cada cual duda entre el pasado
emocionalmente vivo y el futuro ya muerto.
No prolongaremos las civilizaciones
mecánicas y la fría arquitectura cuya meta es el ocio aburrido.
Nos proponemos inventar nuevos escenarios
móviles. (...)
La oscuridad retrocede ante la luz
artificial y el ciclo de las estaciones ante las salas climatizadas: la noche y
el verano pierden su encanto y el alba está desapareciendo. El hombre de las
ciudades piensa alejarse de la realidad cósmica y por eso ya no sueña. La razón
es evidente: el sueño se alza sobre la realidad y se realiza en ella.
La fase última de la técnica permite el
contacto ininterrumpido entre el hombre y la realidad cósmica a la vez que
elimina sus aspectos desagradables. El techo de vidrio deja ver las estrellas y
la lluvia. La casa móvil gira con el sol. Sus muros corredizos permiten a la
vegetación invadir la vida. Deslizándose sobre vías puede ir hasta el mar por
la mañana y volver por la noche al bosque.
La arquitectura es el medio más simple de
articular el tiempo y el espacio, de modular la realidad, de engendrar sueños.
No se trata solamente de la articulación y la modulación plásticas, expresión
de una belleza pasajera, sino de una modulación influencial que se inscribe en
la curva eterna de los deseos humanos y del progreso en su realización.
La arquitectura de mañana será un medio
para modificar las condiciones actuales de tiempo y de espacio. Un medio de
conocimiento y un medio de acción.
El complejo arquitectónico será
modificable. Su aspecto cambiará parcial o totalmente siguiendo la voluntad de
sus habitantes. (...)
Las colectividades del pasado ofrecieron a
las masas una verdad absoluta y ejemplos míticos incuestionables. La aparición
de la noción de relatividad en la mentalidad moderna permite sospechar el
aspecto EXPERIMENTAL de la nueva civilización, aunque la palabra no me
satisface. Un aspecto más flexible, más "divertido" digamos. Sobre la
base de esta civilización móvil, la arquitectura será -al menos inicialmente-
un medio para experimentar miles de formas de modificar la vida, con vistas a
una síntesis que sólo puede ser legendaria.
Una enfermedad mental ha invadido el
planeta: la banalización. Todo el mundo está hipnotizado por la producción y el
confort -desagüe, ascensor, baño, lavadora.
Este estado de cosas que nace de una
rebelión contra la miseria supera su remoto fin -la liberación del hombre de
las inquietudes materiales- para convertirse en una imagen obsesiva en lo
inmediato. Entre el amor y el basurero automático la juventud de todo el mundo
ha hecho su elección y prefiere el basurero. Se ha hecho imprescindible una
transformación espiritual completa, que saque a la luz deseos olvidados y cree
otros completamente nuevos. Y realizar una propaganda intensiva en favor de
estos deseos.
Hemos apuntado ya la necesidad de
construir situaciones como uno de los deseos básicos en los que se fundaría la
próxima civilización. Esta necesidad de creación absoluta siempre ha estado
estrechamente asociada a la necesidad de jugar con la arquitectura, el tiempo y
el espacio.(...)
Uno de los más destacados precursores
arquitectónicos seguirá siendo Chirico. Él abordó los problemas de las
ausencias y las presencias en el tiempo y el espacio.
Sabemos que un objeto que no es
conscientemente advertido en una primera visita provoca, en su ausencia, una
sensación indefinible en visitas posteriores: mediante su percepción diferida
la ausencia del objeto se hace presencia sensible. Más exactamente: aunque la
calidad de la impresión generalmente sigue siendo indefinida, varía con la
naturaleza del objeto desaparecido y la importancia concedida al mismo por el
visitante, pudiendo ir del gozo sereno al terror (poco importa que en este caso
específico sea la memoria el vehículo de esos sentimientos; sólo he escogido
este ejemplo por su comodidad).
En la pintura de Chirico (período de Las
Arcadas) un espacio vacío crea un tiempo pleno. Es fácil imaginar el futuro que
reservamos a tales arquitectos y su influencia sobre las masas. Hoy no podemos
sino despreciar un siglo que ha relegado tales maquetas a supuestos museos.
Esta nueva visión del tiempo y del
espacio, que será la base teórica de futuras construcciones, no está a punto ni
lo estará completamente antes que se experimente el comportamiento en ciudades
reservadas para este fin, donde se reunirían sistemáticamente, además de las
instalaciones necesarias para un mínimo de confort y seguridad, construcciones
cargadas de un gran poder evocador e influencial, edificios simbólicos
representando los deseos, las fuerzas, los acontecimientos del pasado, del
presente y del futuro. A medida que desaparecen los motivos para apasionarse se
hace más urgente una ampliación racional de los antiguos sistemas religiosos,
de los viejos cuentos y sobre todo del psicoanálisis en provecho de la
arquitectura.
De algún modo cada uno habitará en su
"catedral" personal. Habrá habitaciones que harán soñar mejor que
cualquier droga y casas donde sólo se podrá amar. Otras atraerán
irresistiblemente a los viajeros...
Este proyecto podría compararse con los
trampantojos chinos y japoneses -con la diferencia de que aquellos jardines no
estaban diseñados para vivir en ellos- o con el ridículo laberinto del Jardín
des Plantes en cuya entrada se puede leer, colmo del absurdo, Ariadna en paro:
Los juegos están prohibidos en el laberinto.
Esta ciudad podría ser imaginada como una
reunión arbitraria de castillos, grutas, lagos, etc... Sería el estadio barroco
del urbanismo considerado como un medio de conocimiento. Pero esta fase teórica
está ya superada. Sabemos que se puede construir un inmueble moderno que no se
parezca a un castillo medieval, pero que conserve y multiplique el poder
poético del Castillo (mediante la conservación de un mínimo estricto de líneas,
la trasposición de otras, el emplazamiento de las aberturas, la situación
topográfica, etc.)
Los distritos de esta ciudad podrían
corresponder al espectro completo de los diversos sentimientos que se
encuentran al azar en la vida corriente.
Barrio Bizarro - Barrio Feliz, reservado
particularmente al alojamiento) - Barrio Noble y Trágico (para buenos chicos) -
Barrio Histórico (museos, escuelas) - Barrio Útil (hospital, almacenes de
herramientas) - Barrio Siniestro, etc. Y un Astrolario que agruparía las
especies vegetales de acuerdo con las relaciones que manifiestan con el ritmo
estelar, un jardín planetario comparable al que el astrónomo Thomas quería
establecer en Laaer Berg, en Viena, indispensable para dar a los habitantes
conciencia de lo cósmico. Quizás también un Barrio de la Muerte, no para morir
sino para tener donde vivir en paz, y pienso aquí en Méjico y en un principio
de crueldad en la inocencia que cada día me seduce más.
El Barrio Siniestro, por ejemplo,
reemplazaría ventajosamente esas bocas del infierno que muchos pueblos poseían
antiguamente en su capital y que simbolizaban las potencias maléficas de la
vida. El Barrio Siniestro no tiene por qué encerrar peligros reales, como
trampas, mazmorras o minas. Sería de difícil acceso, horrorosamente decorado
(silbatos estridentes, timbres de alarma, sirenas intermitentes con una
cadencia irregular, esculturas monstruosas, móviles mecánicos motorizados
llamados Auto-Móviles) y tan pobremente iluminado por la noche como
escandalosamente durante el día mediante un uso abusivo del fenómeno de
reverberación. En el centro, la "Plaza del Móvil Espantoso". La
saturación del mercado con un producto provoca la caída de su valor: el niño y
el adulto aprenderán mediante la exploración del Barrio Siniestro a no temer ya
las manifestaciones angustiosas de la vida, sino a divertirse con ellas.
La actividad principal de los habitantes
será la DERIVA CONTINUA. El cambio de paisajes entre una hora y la siguiente
será responsable de la desorientación completa. (...)
Más tarde, con el inevitable desgaste de
los gestos, esta deriva abandonará en parte el campo de lo vivido por el de la
representación.(...)
La objeción económica no resiste la
primera ojeada. Sabemos que cuanto más reservado a la libertad del juego esté
un lugar más influye sobre el comportamiento y mayor es su fuerza de atracción.
Lo demuestra el inmenso prestigio de Mónaco y Las Vegas. Y de Reno, caricatura
del amor libre. Pero no se trata más que de simples juegos de dinero. Esta
primera ciudad experimental vivirá generosamente del turismo tolerado y
controlado. Las próximas actividades y producciones de la vanguardia se
concentrarán en ella. En unos pocos años llegará a ser la capital intelectual
del mundo y será universalmente conocida como tal.
La Internacional letrista había adoptado
en octubre de 1953 este informe sobre el urbanismo, que constituyó un elemento
decisivo de la nueva orientación tomada a partir de entonces por la vanguardia
experimental.
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