Marruecos en el corazón

Los ciudadanos madrileños sabemos bien lo que es sufrir el terrorismo sea del signo que sea, lo hemos padecido de todas clases y colores. Cualquier barbarie marca a la población. La del 11 de marzo de 2004 no la olvidaremos nunca. El 28 de abril presentábamos en Barcelona la XX edición del Festival PIRINEOS SUR. Recibo un sms del colaborador del suplemento Culturas de La Vanguardia, Miquel Cuenca, “¿te has enterado de lo ocurrido en Marraquech?”. Ningún asistente sabe nada pero un mensaje así solo suele presagiar los peores augurios, confirmados tras la correspondiente llamada telefónica. A la primera sensación de tristeza sigue la de rabia y cabreo al volver a comprobar que el terrorismo siempre pretende enmendar las agendas políticas. Las protestas en los países árabes son habituales en nuestros medios de comunicación. La petición de cambios también está presente en la sociedad marroquí, principalmente aunque no únicamente, a través del Movimiento 20 de Febrero. Manifestaciones y demandas de cambios que el rey promete emprender, con la oposición de los integrantes de la vieja camarilla de su padre Hassan II. Es la opinión más escuchada en nuestro último viaje a este país hace apenas 15 días.


No deja de ser casual el lugar elegido para el atentado, la plaza Jemaâ El Fna, el lugar más visitado de la ciudad más turística de Marruecos, que ha perdido parte de su belleza para adaptarse a las necesidades del negocio turístico aunque magos, titiriteros, músicos y domadores-timadores de serpientes, siguen pululando por la misma a diario, igual que miles de visitantes extranjeros. Tampoco es fortuito que se produzca en un momento en el que parece que las relaciones con la vecina Argelia están en un proceso de recomposición, ¿contribuirá a ello la nueva línea ferroviaria adjudicada a Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), aliada con la argelina ETHRB Haddad, entre Tlemcen y Akid Abbas, que aproximará a personas y mercancías mediante una doble vía electrificada, a la cercana ciudad marroquí de Oujda? El plazo para su ejecución de 48 meses. Seguramente antes de acabar la infraestructura las relaciones diplomáticas entre ambos países se habrán restablecido, ojalá sea así.


Recientemente comentaba en estas páginas el maltrato que medios y clase política dedicaban a nuestro vecino del Sur. Apenas se menciona que, junto a Argelia, es el país árabe más maltratado por el terrorismo, experiencia vivida en persona en Meknes cuando un kamikaze intentó volar un autobús turístico a 50 metros de nuestro alojamiento en agosto de 2007. Los cambios son más lentos que los demandados por la sociedad civil. La desigualdad social es manifiesta, el poder y la autoridad es omnipresente, muchos recursos no son utilizados con la transparencia y prioridad requeridas. Pero la transformación se visualiza en cada nueva visita, lo que no parece hacer la mayoría de los que opinan recurriendo a realidades turísticas de hace años. El tiempo corre a favor del Sur, irán a mejor. En el Norte recortes a derechos sociales y libertades políticas son y serán habituales. Redes sociales, acción y cooperación cultural contribuirán a acabar, acallar y deslegitimar a demagogos y demagogias. Armas para desenmascarar a violentos e involucionistas que pretenden evitar cualquier avance y que los sueños de libertad y de justicia se queden solo en eso, en ilusiones.



Marruecos más que nunca merece estar en nuestros corazones. Debemos apoyar sus pasos para transformar el país que sus ciudadanos se merecen, con ello saldremos todos ganando. Debemos ser conscientes de que nuestras culturas, políticas y religiones no son las mismas y por tanto las realidades y cambios no pueden ser idénticos. No ser conscientes de ello seguirá produciendo análisis erróneos, alejados de la realidad, al referirnos a nuestro vecino del Sur, que hoy está más presente que nunca entre nosotros.

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