Adiós Amigo



El miércoles, durante la presentación de la "Guía de las músicas del Magreb" en Zaragoza, estuvimos hablando de él.

Fue un gran innovador, empeñado en poner a Huesca ciudad y Huesca Provincia en las gran citas culturales del país.

En los tres últimos años viajamos juntos a Barcelona, Bilbao, Donosti, Madrid... siempre trabajando con entusiasmo y dedicación. En la visita a la capital donostiarra siempre hacía una parada en el "Museo del Whisky" donde siempre nos encontrábamos con alguna persona relacionada con el Festival de Cine.

En Pirineos Sur teníamos encuentros casi a diario, con algunas cenas incluidas. Nos regaló libros magnficamente editados sobre la labor cultural de la Diputación y también algunas monografías cinematográficas. Por un problema de fechas el año pasado Gustavo Santaolalla no puedo asistir al Festival cinematográfico que había fundado y dirigía.

Se fue un trabajador de la cultura, una excelente persona que siempre nos apoyó cuando fue necesario. Hoy al borrar su teléfono en la memoria de mi móvil o al eliminar su correo electrónico no puedo dejar en pensar en las buenas personas que hemos conocido en nuestra profesión, que se creían y disfrutaban con el trabajo. Pepe era una de ellas.

Adiós amigo.

En El País de hoy Diego Galán le recuerda de la siguiente manera:
El valeroso José María Escriche, que ha muerto a los 57 años víctima de un cáncer, fue uno de esos hombres que no se dan a conocer pero que luchan en la sombra contra viento y marea por defender el escaparate cultural que supone un festival de cine. Sin Escriche es difícil concebir el Festival de Huesca, creado hace ahora 36 años por un grupo de muchachos inquietos que se reunían alrededor del cineclub de una peña cultural para comprometerse en mejorar la vida cultural de su ciudad, y en defender y divulgar los cortometrajes, siempre hermanos menores en la industria cinematográfica.

Escriche fue funcionario, concejal del PSOE, asesor cultural de la Diputación Provincial de Huesca, integrante del Consejo Aragonés de Enseñanzas Artísticas, y miembro fundador de la coordinadora europea de festivales de cine, auspiciada por la Unión Europea. Pero, sobre todo, fue un animador cultural, y un animador a secas. No había institución ni invitado a quien no atendiera personalmente con una alegría que a veces podría parecer frívola pero que en realidad nacía de un sabio saber hacer: pocos se podían sustraer a su capacidad de seducción. Con ella logró que los oscenses se interesaran por el mundo del cortometraje, aunque, eso sí, atrayéndolos con una muestra de largometrajes europeos: un ardid de los suyos. Y que el Festival de Huesca fuera creciendo año tras año.

Estaba empeñado en que los cortometrajes alcanzasen rango de obras adultas, sabiendo que un festival como el suyo es fundamental para promocionarlos. Así lo pregonaba en charlas y entrevistas por Europa y América Latina, donde el Festival de Huesca es, curiosamente, más reconocido que en España. Reclamaba interés hacia las películas de los cortometrajistas, y últimamente también de los directores de documentales, a quienes el festival ha comenzado a prestar el mismo cuidado. Y, naturalmente, reclamaba atención para el propio Festival de Huesca, que en su próxima edición de junio estrenará una nueva y moderna sede, en cuya creación colaboró de forma esencial. Allí recibirá tardíamente el homenaje que la ciudad y los directores de cortos le deben.

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