Carta de Paquito D' Rivera a José Antonio Abreu
Desde Caracas la amiga Adriana Bertorelli me manda esta carta de Paquito de Rivera al músico y director venezolano José Antonio Abreu.
New York, Diciembre 8-2007
Maestro José Antonio Abreu.
Fundador y Director del Sistema de Orquestas Juveniles de Venezuela.
Querido maestro Abreu:
En dias pasados tuve la suerte de asistir al maravilloso concierto de su discípulo Gustavo Dudamel, dirigiendo la Filarmónica de Nueva York en Lincoln Center, y comienzo por decirte que nuestro amigo el flautista Marco Granados se quedó corto con lo que me había contado sobre su alumno. Al cerrar su programa con aquella fenomenal interpretación de la dificilísima quinta sinfonía de Prokofiev, por un buen rato me quedé como clavado a mi butaca; así estaba de emocionado. Bobby McFerrin estaba sentado a pocos asientos de mi, y yo, que pensaba saludarlo, ya había desaparecido cuando logré salir de mi estado de shock. Seguramente fue a saludar al jóven maestro de 26 años de edad a su camerino, y yo debí haber hecho lo mismo, pero me había quedado sin palabras, y por no repetir las mismos halagos que tantos le habrán dicho, probablemente lo único que se me hubiera ocurrido sería felicitarlo por el fracaso de Hugo Chávez en el plesbicito del dia anterior y por el triunfo de los Venezolanos, un pueblo valiente que no merece ahogarse en el mar sucio y revuelto en que han padecido y perecido millares de Cubanos por casi medio siglo. Tampoco el militarote que tienen ahora de presidente merece gente valiosa como ustedes para justificar sus barrabasadas.
Maestro José Antonio Abreu.
Fundador y Director del Sistema de Orquestas Juveniles de Venezuela.
Querido maestro Abreu:
En dias pasados tuve la suerte de asistir al maravilloso concierto de su discípulo Gustavo Dudamel, dirigiendo la Filarmónica de Nueva York en Lincoln Center, y comienzo por decirte que nuestro amigo el flautista Marco Granados se quedó corto con lo que me había contado sobre su alumno. Al cerrar su programa con aquella fenomenal interpretación de la dificilísima quinta sinfonía de Prokofiev, por un buen rato me quedé como clavado a mi butaca; así estaba de emocionado. Bobby McFerrin estaba sentado a pocos asientos de mi, y yo, que pensaba saludarlo, ya había desaparecido cuando logré salir de mi estado de shock. Seguramente fue a saludar al jóven maestro de 26 años de edad a su camerino, y yo debí haber hecho lo mismo, pero me había quedado sin palabras, y por no repetir las mismos halagos que tantos le habrán dicho, probablemente lo único que se me hubiera ocurrido sería felicitarlo por el fracaso de Hugo Chávez en el plesbicito del dia anterior y por el triunfo de los Venezolanos, un pueblo valiente que no merece ahogarse en el mar sucio y revuelto en que han padecido y perecido millares de Cubanos por casi medio siglo. Tampoco el militarote que tienen ahora de presidente merece gente valiosa como ustedes para justificar sus barrabasadas.
Además de talentoso, Dudamel es muy joven, generoso y carismático. Su juventud aún le permite cometer errores políticos que por ella son todavía excusables. No así es el caso de usted, maestro Abreu, quien con todo respeto, me parece que a sus años debía bien saber "por donde vienen los tiros", y quien con su incomprensible parcialidad hacia un político tan torpe y grosero como Chávez, tanto ha herido y decepcionado a quienes admiramos su noble labor de educador. Gente como usted y Gustavo representan la imagen de la nobleza y el arte musical de Venezuela, mi estimado maestro; por otra parte, el generalote y su bocón vicepresidente son la muestra por excelencia de la vulgaridad y falta de ética de que son capaces algunos Latinoamericanos. Pero rectificar es de sabios, y ahora queda de vuestra parte cambiar el rumbo y escoger la playa acertada. Si yo fuera religioso, le pediría encarecidamente a Dios que algún día no muy lejano pudiéramos hacer música juntos, en Venezuela, o en Cuba, pero sin dictadores ni aspirantes a serlo.
Sinceramente:
Paquito D'Rivera
Musico y escritor Cubano exiliado
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