"Los anarquistas" por Moncho Alpuente.
Ayer pasamos un rato estupendo en el Homenaje a Moncho Alpuente. Muchas caras conocidas y un buen relato
sobre la persona que posiblemente mejor ha contado la historia de Madrid en los
últimos cuarenta o cincuenta años.
Videos, canciones, actuaciones y lecturas de textos. Moncho
era columnista del periódico de la CNT. Un militante de dicho sindicato leyó
la siguiente columna que Alpuente publicaba un 31 de julio de 2014.
LOS ANARQUISTAS
Los anarquistas son
como las chinches, viven agazapados en las costuras de la sociedad, son
prácticamente invisibles hasta que un día, mejor una noche, abandonan sus
madrigueras y atacan a los indefensos humanos que están a su alcance, saltan de
los colchones y con sus picaduras soliviantan el merecido descanso de los
trabajadores.
Los anarquistas son una
plaga, están por todas partes pero solo se detectan cuando pican con voracidad
salvaje. Su vecino de arriba puede ser un anarquista, cuidado con los anarquistas.
Los anarquistas dice el jefe superior de Policía están preparando un gran
atentado aunque ellos no lo sepan. El jefe superior está bien informado porque
su ministro de lo Anterior tiene línea directa con el Espíritu Santo desde que
este se le apareció en un casino de Las Vegas y le atrajo de nuevo al redil
diciéndole: «De que te vale ganar al black-jack si pierdes tu alma». Los
anarquistas no tienen alma porque son, ante todo, unos desalmados que no
respetan nada, ni la propiedad privada, ni a Dios ni al Rey, ni a la. Virgen Y
hasta ahí podíamos llegar, los artefactos pirotécnicos que colocaron los
anarquistas del comando Mateo Morral han despertado de su letargo a los nuevos
inquisidores y a sus centuriones, el anarquismo vuelve a estar ahí, entre los
radicales, los indignados, los insumisos, los republicanos, los antisistema,
los del 15 M, forman parte de todas las mareas y son más difíciles de detectar
que los yihadistas, por ejemplo, porque a veces no llevan barba y nunca lucen
turbante. Los anarquistas prefieren el desorden a la injusticia y saben que ha
llegado el tiempo de desordenar a conciencia el tinglado de la antigua farsa
que se tambalea y a la que quieren seguir apuntalando los grandes partidos. Los anarquistas dan
mucho miedo a las gentes de orden y de gobierno, los anarquistas siempre están
ahí para cuando los gobernantes necesiten amedrentar a sus súbditos. ¡Que viene
la mano negra!. O nosotros o el caos… pues el caos, porque a ustedes ya les
conocemos y cada día va a ser más difícil que nos vendan su burra. Rebuznan,
luego cabalgamos.
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