El orden brilla en Madrid


Escribo esta nota con la rapidez de los acontecimientos. No quiero callar, ser cómplice de mi silencio.

La alegría del sábado  dio paso a la tristeza, el domingo, y la amargura, el lunes. Vuelvo a casa, busco entre en las estanterias y me pongo a releer “Contra la paz, contra la democracia” de Agustín Garcia Calvo. Dejo en la mesilla “Contra la comunicación” de Mario Perniola.

Me intentan hacer creer que el capital intelectual, como comenta Jeremy Rifkin, es lo que mueve el mundo, pero visto lo visto dudo sobre la veracidad de dicha afirmación. Capital ficticio dinamitado por el capital real.. 

Ayer un nuevo episodio de la demotecnocracia volvió a mostrarse como lo que es, con todo su realismo, sin necesidad de ocultarse. Sistema de control de ideas donde las personas no existimos. Masa de individuos integrada para dar vida a un mundo reaccionario.

Mostramos nuestra oposición a un sistema mientras actuamos e intervenimos según las normas que tanto criticamos. Luchando con el pasado, es imposible el futuro. Si deseamos otro mundo no basta con seguir estrategias, formas y medios que impiden cualquier tipo de avance y que nos han llevado hasta aquí. Adiós Planeta.

No puedo luchar con armas que me son ajenas y no me interesan.

El pasado nos atrapa, nos conduce, nos condiciona, sostiene un régimen agotado, fenecido. Nos gusta estar y pensar en el pasado, es más fácil, cómodo, sencillo, inútil. Vendemos ilusiones, el humo cuesta dinero, las ilusiones son gratis. Más de lo mismo.

Escasa transformación, alguna esperanza, mucho aburrimiento, demasiada tristeza.

El futuro no es nuestro. Es de ellos. Ayer volvió a evidenciarse. 
Formamos parte de un  poder que decimos querer cambiar. 
Nos gusta engañarnos.

Decir no, no basta, decía García Calvo. Somos espíritus reaccionarios a los que nos ilusiona soñar que podemos cambiar el mundo con macs, smarphones y twitters. Muestra de ostracismos, engaños e inutilidades varias, sosteniendo industrias que devoran y acaban, no solo con la pluralidad y la diversidad, también con las personas.

¿Cambiamos para retroceder?

Ayer fulminaron a un concejal simplemente por expresarse. No se ha quedado con nada ajeno, no ha enchufado a ningún conocido… no ha hecho nada. No ha podido, solo ha cometido el delito de escribir.

Lo ocurrido muestra la hipocresía en la que nos movemos. Importa mucho más la forma que el fondo, el concepto que el contexto, las concejalías que las personas. Los pocos que la mayoría. 

En su renuncia, como Concejal de Cultura y Deportes, manifestaba que lo hacía por el posible dolor causado a determinadas personas por sus comentarios. Dolor compartido por muchos, desde otro punto de vista y de mira.

Guille tu renuncia, es un ataque al pensamiento colectivo, al capital humano y quizás?... a la alegría.

Te elegimos entre todos. Te han destituido los que no participaron en la elección. 
Mañana serán Rita, Pablo, Jorge…

Creímos en la democracia. Nos animaron a participar en ella para ahogarnos. Se aprovecharon de la ilusión, de la alegría, de la vida.

Todo está controlado

Causa dolor, mucho sufrimiento, comprobar que cualquier posibilidad de desborde no será permitido. Dejemos de engañarnos.

El orden reina en Berlín pregonaban los socialdemócratas alemanas cuando asesinaron a sus antiguos compañeros, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht. El orden reina en Madrid.

Su orden.  

La confrontación no ha durado ni 48 horas.

¿Quizás sea  la hora del 3D? 

Desobedecer como  Derecho y Deber.

No queda más remedio que ir contra la democracia, contra esta democracia.


Querido Agustín, incluso cuando no estás, tenemos que seguir escuchándote, posiblemente desde el infierno.

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