Winnipeg, el cómic del barco que naufragó en la memoria del exilio español
Ayer me publicaron este texto en El Confidencial, mi primera colaboración para este medio. Por tema de espacio hubo que acortarlo un poco, aquí reproduzco el texto completo.
La historia del barco de “los
hijos de Neruda” forma parte de la memoria casi silenciada del exilio
republicano español. Las referencias al mismo suelen centrarse en países de
acogida como Argentina, México o Francia, ignorando a otros como Argelia y
Marruecos, que atendieron a los más humildes, o a lugares más lejanos como
Chile. La ciudad de Valparaíso recibió el 1 de septiembre de 1939, día de
comienzo de la II Guerra Mundial, un carguero con cerca de dos millares y medio
de españoles emigrados tras finalizar la Guerra Civil: el Winnipeg.
Su historia es el relato de un
compromiso de Pablo Neruda, y de su mujer Delia del Carril, con el pueblo
español tras su paso por los consulados chilenos de Barcelona y Madrid donde
fraguó amistad con Alberti, Machado, Garcia Lorca, Cernuda, Aleixandre o
Altolaguirre entre otros, compromiso que
reflejó en el poemario España en el corazón.
En Chile ha triunfado el Frente
Popular. El gobierno electo extiende su solidaridad a los refugiados españoles
huidos a Francia. El país andino está políticamente dividido. No sin polémica,
se planificó el traslado de emigrantes cualificados que ayudaran con su
experiencia a construir el país.
Parte de aquel relato ve ahora la luz en forma de cómic: Winnipeg, el barco de Neruda de la
mano de Hotel Papel. Una pequeña editorial especializada en cuentos infantiles
de género que inicia su andadura en el comic de adultos recordando aquel viaje
real del que cerca de quince mil chilenos son descendientes directos. Un
episodio nunca reconocido oficialmente por ninguno de los gobiernos de nuestro
país, una muestra más de la fragilidad de nuestra memoria institucional que
suele paliarse en parte por el esfuerzo de pequeñas editoriales y publicaciones
empeñadas en dar a conocer relatos olvidados.
La narración de Laura Martel e
ilustración de Antonia Santolaya nos trasladan a la Barcelona de enero del 39.
La guerra está acabada y hay que tomar una decisión: huir u ocultarse ante la
represión segura. La decisión lleva consigo el paso ilegal de la frontera
pirenaica en un invierno gélido de temperatura y sentimientos. Una columna
humana que recorre caminos y localidades acompañada de solidaridad pero también
de ventanas cerradas y silencios, fruto de miedos e incertidumbres ante lo
desconocido. Llegan rumores sobre un carguero para un viaje imposible, pero no
se conoce quiénes serán los elegidos para tan singular pasaje. Luego el
hacinamiento en la playa de Pauillac,
cerca de Burdeos, la autoconstrucción de barracones y espacios. Epidemias,
muertes y el viaje. El recibimiento chileno, pero también las trampas y
artimañas que permiten sobrevivir en situaciones hostiles, a veces extremas a
través de la mirada de un padre y su pequeña hija.
“Historias tan hermosas no hay
muchas y no se pueden quedar en el cajón del olvido”, comenta Martel. Por su
parte, Santolaya manifiesta que “ha sido un trabajo de reflexión personal, de
no entender por qué son las cosas, por qué hay un holocausto, refugiados en un
campo de concentración, por qué hay que
llegar a una guerra y la pregunta: si yo
estuviera en ese lugar, ¿en que lado de la valla estaría?”. Ninguna de la dos conocía la historia de un carguero construido
para albergar a veinte tripulantes que fue adaptado para trasladar a dos
millares largos de personas. “Yo cuento historias de todas las formas posibles,
me gustan las historias como me gustan las palabras, creo que los seres humanos
necesitamos la ficción para entender mejor la realidad”, explica Martel.
Santolaya es ilustradora y autora de cuentos infantiles: “hacer cuentos para
niños y cómic para adultos es distinto. En los cuentos se desarrollan las
narraciones de manera más lenta visualmente, en el caso del cómic es una manera
de narrar más cinematográfica, más secuencial”. Esta experiencia ha sido notable en la narración. “Ha hecho un
trabajo hermoso y extraordinario. Ha conseguido contar la historia tal como la
ve su protagonista, una niña de 9 años”, comenta
la guionista. Imaginario y realidad reflejado por la pintora Roser Bru, hija
del diputado catalán Luis Bru que viajó en el barco en compañía de su mujer y
su dos hijas “En Francia estábamos en la más grande ignorancia de lo que era
Chile. Unos decían “hay terremotos” otros “no llueve mucho”, y hubo una
francesa que aseguró “Ils sont touts des
noirs”. Una de las grandes controversias fue la selección de los
pasajeros.
Neruda fue acusado de favorecer a intelectuales y pasajeros
ideológicamente afines; “la selección se hizo escrupulosamente, apelando a la
capacidad de cada cual en su oficio. Puede decirse que los refugiados que
llegaron a Chile son la flor de los obreros y campesinos llegados de España”,
(1) comentó sin embargo el poeta al respecto.
Si la trayectoria del Winnipeg es
bastante desconocida, su financiación lo es a un más. El gobierno del
presidente Pedro Aguirre Cerda autorizó el traslado de los refugiados pero la
operación tenía unos costes difíciles de justificar. En el cómic la imagen de
Neruda comenta cómo ser resolvió la situación: “vinieron a verme unos tipos
rarísimos ¡Cuáqueros! Se ofrecieron a pagar la mitad de cada billete a los
españoles”. Pero ¿quiénes eran esos Cuáqueros? Es el nombre con el que se
conoce a la comunidad Sociedad Religiosa Los Amigos fundada en el siglo XVII en
Inglaterra. Entre sus fines, luchar contra la esclavitud, no someterse a los
poderosos, colaborar para un tratamiento humanitario a los criminales y
especial atención a los más desfavorecidos. Ellos, junto al Gobierno
Republicano en el exilio de Juan Negrín hicieron posible la financiación de
esta historia silenciada y poco reconocida.
Hoy, pasados los años, el cómic nos acerca a ella y de paso nos
interroga sobre otros mares y vallas que tenemos más cerca y no somos capaces
de navegar, ni derribar.
Tres años después de su llegada a Chile, el Winnipeg fue hundido por un
submarino alemán, pero su historia no se puede borrar y este comic contribuye
también a no hacerlo.
“Que la crítica borre toda mi poesía, si le parece. Pero
este poema, que hoy recuerdo, no podrá borrarlo nadie” (Pablo Neruda).
(1) “Pablo
Neruda: Los caminos de América (tras las huellas del poeta itinerante III (1940-1950) de Edmundo Olivares Briones
(Libros Arces-Lom)
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