Manel y Eli "Paperboy" Reed protagonizan una noche mágina llena de músicas y sensaciones, con José Luis Perales como invitado imprevisto.



Foto: Paco Manzano

La jornada inaugural de Pirineos Sur fue una de esas noches mágicas que se producen en cada una de sus ediciones. Buena temperatura –que agradecieron especialmente los asistentes foráneos–, público creciente a lo largo de la noche, destellos lumínicos por una tormenta cercana que iluminaba el valle, la Peña Foratata y un Balaitus imponente, y música, sobre todo música de muchos quilates desde el primer acorde, que también pudieron seguir en directo a través de las ondas de la emisora pública Radio 3 de RNE, aquellos que no tuvieron la oportunidad de acercarse a Lanuza.

Pocos minutos pasaban de las diez de la noche, cuando desde el escenario se daba la bienvenida a los asistentes y los integrantes de Manel atacaran con el primer tema, Vés Bruixot, incluido en su último trabajo discográfico “Atletes, baixin de l'escenari” (2013). En total diecisiete temas que cautivaron a un público entusiasmado, en algunos momentos emocionado. La formación liderada por Guillem Gisbert repasó algunos de los temas de esa última grabación y también de sus dos discos anteriores: Els millors professors europeus (2008) y 10 milles per veure una bona armadura (2011). Música intimista, pop de calidad, folk contemporáneo e incluso guiños electrónicos, que les han convertido en una referencia ineludible no solamente de la música catalana, sino de la del todo país. No es casual que hayan sido uno de los pocos artistas que han logrado ser número uno de ventas interpretando todas sus canciones en catalán, algo que no ocurría desde 1996 cuando Joan Manuel Serrat publicó D’un Temps D’un País. El Noi del Poble-sec y Lluis Llach fueron los únicos en lograrlo, ambos cantautores, nunca lo había alcanzado un grupo de pop hasta Manel.

Acaba la actuación y de fondo suena “Me llamas” de José Luis Perales. No estamos en un capítulo de “Cuéntame”, todo tiene su explicación. El grupo de Barcelona recibió una crítica sobre su último disco, donde se comentaba la aproximación entre una de sus canciones y el tema del compositor conquense para ellos desconocida. Una vez la escucharon y sin encontrar ningún paralelismo especial, decidieron incorporarla como cierre de sus actuaciones, como anteriormente había ya hecho con “Como una ola” de Rocío Jurado. Clausura inesperada, sorprendente e intimista, como ellos.

Cambio de rigor de backline y en el escenario, y continúa la conexión catalana en el Auditorio Natural de Lanuza, en esta ocasión con The Pepper Pots, el grupo de Girona que acompaña a Eli “Paperboy” Reed. Tras el buen sabor que dejaron la grabación del EP conjunto Time and Place (Double Back, 2012) y los conciertos de presentación, la conexión se ha ampliado durante este verano.

El artista de Boston interpretó catorce temas, alguno a capela sin amplificar, repasando sus tres discos editados. Soul clásico, blues, R&B, reggae… diversidad de géneros, guiños a Lee Moses, Fontella Bass o Bobby McClure, ejecutados con maestría con el propósito de mostrar aquello que el público quiere escuchar. Algo sencillo, efectista que no todos pueden o saben alcanzar, logrando que Lanuza se convirtiera por una noche en un singular y particular Delta del Misisipi.

Finaliza el concierto y los dioses del valle, Anayet y Arafita, parecen mostrar su disgusto por la conclusión de la velada musical, desencadenando una monumental tormenta, que había respetado durante todo el día, lo que no fue obstáculo para que esta primera noche mágica, se prolongara en la carpa musical hasta bien entrada la madrugada.

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