Adiós a la fantasía de la paz. [Sobre las elecciones israelíes] por Abdelbari Atuán (I)
Artículo aparecido en el Al Quds Al Arabi por su director Abdelbari Atuán. Lo subo en tres partes para una más fácil lectura.
Traducido por Al Fanar Traductores en www.boletin.org
Los primeros resultados de las elecciones israelíes apuntan a la apurada victoria del partido Kadima liderado por Tzipi Livni sobre su rival, el Likud, lo que vaticina la posible formación de un gobierno de unidad porque cualquiera de los dos partidos más votados va a tener grandes dificultades a la hora de crear la coalición necesaria para formar un gobierno que lidere en solitario y tenga la confianza de la Knéset. La situación de parálisis que han destapado los resultados de las elecciones refleja la grave crisis que vive el Estado hebreo en este momento y la incapacidad de su elite política para sacarlo de esa crisis por la paz o por la guerra.
Los programas electorales de los partidos que han participado en estas elecciones eran similares, por no decir coincidentes en no hacer a los árabes ninguna concesión en las cuestiones más relevantes. Por ello ha competido el que está a la derecha con el que está todavía más a la derecha y por ello sólo habrá cambios marginales en cuestiones secundarias, ni más ni menos. No ha habido un bando de halcones y otro de palomas, ni un bando de la izquierda y de la derecha como venía siendo el caso en la mayoría de las anteriores elecciones, sino que se han enfrentado dos alas del Likud, una de ellas disidente (Kadima) y la otra que ha conservado su nombre histórico y un programa más extremista.
El gobierno resultante de estas elecciones será un gobierno débil a la hora de dar pasos positivos en el camino hacia la paz, pero fuerte a la hora de iniciar nuevas guerras en el sur (franja de Gaza) o en el norte (sur de Líbano) o de bombardear el proyecto nuclear y las infraestructuras iraníes. El control de laextrema derecha sobre la Knéset y el gobierno a un mismo tiempo colocará obstáculos ante el proceso de paz, impedirá las concesiones y apoyará cualquier tendencia a la guerra.
Lo sabio es esperar a los resultados finales antes de escribir sobre las elecciones israelíes generales celebradas ayer para hacer un análisis más detallado y objetivo. No obstante, la similitud de los programas electorales y una competencia concentrada entre la derecha y otra derecha más aún a la derecha nos obliga a afirmar que proseguirán las políticas actuales con algunos cambios leves en cuestiones marginales.
Traducido por Al Fanar Traductores en www.boletin.org
Los primeros resultados de las elecciones israelíes apuntan a la apurada victoria del partido Kadima liderado por Tzipi Livni sobre su rival, el Likud, lo que vaticina la posible formación de un gobierno de unidad porque cualquiera de los dos partidos más votados va a tener grandes dificultades a la hora de crear la coalición necesaria para formar un gobierno que lidere en solitario y tenga la confianza de la Knéset. La situación de parálisis que han destapado los resultados de las elecciones refleja la grave crisis que vive el Estado hebreo en este momento y la incapacidad de su elite política para sacarlo de esa crisis por la paz o por la guerra.
Los programas electorales de los partidos que han participado en estas elecciones eran similares, por no decir coincidentes en no hacer a los árabes ninguna concesión en las cuestiones más relevantes. Por ello ha competido el que está a la derecha con el que está todavía más a la derecha y por ello sólo habrá cambios marginales en cuestiones secundarias, ni más ni menos. No ha habido un bando de halcones y otro de palomas, ni un bando de la izquierda y de la derecha como venía siendo el caso en la mayoría de las anteriores elecciones, sino que se han enfrentado dos alas del Likud, una de ellas disidente (Kadima) y la otra que ha conservado su nombre histórico y un programa más extremista.
El gobierno resultante de estas elecciones será un gobierno débil a la hora de dar pasos positivos en el camino hacia la paz, pero fuerte a la hora de iniciar nuevas guerras en el sur (franja de Gaza) o en el norte (sur de Líbano) o de bombardear el proyecto nuclear y las infraestructuras iraníes. El control de laextrema derecha sobre la Knéset y el gobierno a un mismo tiempo colocará obstáculos ante el proceso de paz, impedirá las concesiones y apoyará cualquier tendencia a la guerra.
Lo sabio es esperar a los resultados finales antes de escribir sobre las elecciones israelíes generales celebradas ayer para hacer un análisis más detallado y objetivo. No obstante, la similitud de los programas electorales y una competencia concentrada entre la derecha y otra derecha más aún a la derecha nos obliga a afirmar que proseguirán las políticas actuales con algunos cambios leves en cuestiones marginales.
Comentarios