Mi homenaje particular al George Michael más desconocido y silenciado (Versión Maxi)

George Michael con su pareja Fadi Fawaz en la imagen 
del perfil de Twitter de este último.

Texto ampliado al publicado en El Asombrario 
No suelo escribir sobre estrellas del pop cuando nos dejan. Si lo hago en esta ocasión es por creer que casi nadie está tratando justamente -¿no sé si es la palabra correcta?- a George Michael. No he leído en casi ningún medio sus fuertes compromisos con los desfavorecidos y por la paz, sus enfrentamientos con Margaret Thatcher y su apoyo a los sindicatos mineros ingleses contra la política neoliberal de la lideresa británica. Fustigó a Blair y se opuso a la Guerra de Irak. Hasta las estrellas del pop sufren la manipulación de sus vidas, mientras están presentes y cuando nos dejan. Fue mucho más que una estrella pop o un luchador por los derechos LGTBI.
Se suele comentar que su primer grupo musical fue Wham!, en unión con su compañero de clase Andrew Ridgeley, cuando realmente sus comienzos musicales fueron como DJ y como integrante de la banda de ska The Executive, de efímera trayectoria. Wham! fue un homenaje a Roy Lichtenstein, uno de las personalidades más reconocidas del Pop Art, que desarrolló en 1963 una obra en díptico de igual nombre. En Estados Unidos el grupo se denominaba Wham! UK, ya que existía otro con el mismo nombre. En 1998 fue considerada por New Musical Express como la mejor Boy Band de todos los tiempos, es decir la mejor formación musical compuesta por adolescentes.
Fue la primera banda occidental que actuó en la República Popular China, protagonizando un concierto ante más de 15.000 personas en el Gimnasio de los Trabajadores de Pekín, fuertemente vigilados por la policía del régimen, que mantuvo a los espectadores separados en secciones perfectamente visibles y controladas. El manager del grupo, Simon Napier-Bell, comentó que la gira, con otro concierto en Guangzhou, se estuvo negociando a lo largo de 18 meses. El gobierno chino los eligió descartando a Queen de Freddie Mercury. Tiempos en que el pop occidental estaba prohibido en el país asiático, a pesar del fracaso de la revolución cultural maoísta, ya en plena decadencia y revisión.

En aquellos días, la prensa rosa emparejó a George Michael con la actriz y modelo china Kathy Yeung, algo que en la actualidad casi nadie menciona. Ella escribió lo siguiente al conocer la noticia de su fallecimiento en su cuenta de Instagram: “Con él pasé algunos de los mejores momentos de mi vida”. Brooke Shields también fue una de sus supuestas novias más conocidas.
No incomodar a su madre parece ser que fue uno de los principales motivos para su tardía salida del armario; no cuesta entender que en aquellos tiempos no resultaba nada fácil hacerlo. Pocos artistas estaban preparados para dar el paso ante las posibles consecuencias de todo tipo en sociedades muy conservadoras en lo sexual y tradicionales en lo familiar.
Sus conflictos públicos en baños, carreteras y la adicción a la marihuana, algo que nunca ocultó, han sido magnificados estos días. Hasta el delirio. Hasta el morbo.

Una de sus grandes batallas -perdidas- fue el contencioso con la discográfica japonesa Sony Music. Michael había firmado un contrato con la CBS americana con 18 años. Cuando está fue comprada por 230.000 millones, de las antiguas pesetas, artistas como Bob Dylan, Julio Iglesias o Michael Jackson pasaron a formar parte de la escudería musical nipona. Michael tenía que estar ligado a la compañía durante 15 años y editar seis discos, exigiéndosele resultados económicos reales y rápidos. El artista demandó a la discográfica por explotación artística. Perdió la batalla y consiguió un silencio discográfico durante cierto tiempo, pero ganó la guerra. Su abogado Mark Cran sacó a relucir las cuentas de la discográfica. Mientras que Sony Music se llevaba 3,71 dólares por cada cd vendido, al artista le correspondían escasamente 37 centavos de dólar. Aquella información, sin duda, fue el origen del desprestigio de la gran industria musical. A pesar de ser una de las batallas más fratricidas de la historia de la música popular, Michael volvería a firmar, años después, un nuevo contrato con Sony, después de pasar por Virgin Records y crear su propio sello, Aegean Records.
Su preocupación social fue evidente. Con una fortuna inmensa, sus colaboraciones y donaciones económicas para múltiples causas e iniciativas eran habituales. Políticamente, fue muy crítico con Margaret Thatcher, a la que dedicó la canción Hand To Mouth participando en movilizaciones convocadas por los sindicatos mineros contra la política neoliberal de la estricta lideresa conservadora. La huelga general minera de 1984 contó con el apoyo de Wham! justo cuando el grupo estaba en los más alto de su popularidad. Igualmente participaron en el concierto solidario con los mineros en el Londo's Royal Festival Hall, un ejemplo de solidaridad nace habitual en los artistas del pop.



Votante laborista, no ocultó su disgusto por la implicación de Blair en la Guerra de Irak. Michael fue un militante destacado contra aquella guerra injusta y manipulada. En uno de sus vídeos más controvertidos, Shoot the dog (Dispárale al perro), ridiculiza y fustiga a Bush y Blair por ser responsables de la misma. El video fue censurado en Estados Unidos, y calificado como un ataque a EE UU, aunque, como él explicó en el programa Talkback Live, de la CNN, “es anti Blair por la reticencia de Blair a desafiar al señor Bush, no es anti-estadounidense en ningún sentido”. 
El tema Wham Rap habla de la situación de los jóvenes en desempleo y la dificultad para encontrar trabajo. Fue censurada por la discográfica exigiendo un tema más adecuado para un público adolescente.


Participó en varios conciertos en defensa de los derechos humanos. Durante la gira 25Live, por ejemplo, canceló un concierto en Alemania para protagonizar otro en Sofía en solidaridad con las cinco enfermeras búlgaras encarceladas por Gadafi y condenadas a muerte, acusadas de haber inoculado el VIH a niños. Uno de los momentos cumbres del concierto fue cuando apareció un globo gigante que representaba a George Bush; Michael desabrochó los pantalones del globo apareciendo un bulldog con la bandera británica.
Donante activo contra el hambre, la recaudación íntegra de uno de sus temas más populares, Last Christmas -justo en Navidad encontraría su último día- se destinó a atajar la hambruna en Etiopía. La lucha por la libertad en Sudáfrica le llevó a protagonizar un concierto en Londres, donde defendió que lo importante son las sanciones económicas y no la caridad. Entidades de investigación para paliar enfermedades como el sida o el cáncer recibieron sus donaciones en múltiples ocasiones, cediendo los derechos millonarios generados por sus canciones.

En los últimos años quería vivir la vida. Disfrutarla, compartirla, gozarla… En resumidas cuentas, quería vivir, procurar ser feliz, seguramente lo más radical y complejo que pueda desear una persona. Quizás por ello resulte mucho más cómodo mostrar a un artista banal, conflictivo, escandaloso, deprimido, drogodependiente…, obviando a la persona comprometida y solidaria que, como proclamaba Neruda, “para vivir he nacido”.

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