Javier Montero desafía todo con ‘La Secta de las Vampiras’

Una escena de 'La secta de las vampiras'.
Una escena de ‘La Secta de las Vampiras’.
Entrevista publicado el pasado 30 de julio en El Asombrario.
La secta de las vampiras es el campo de batalla entre una máquina esquizoide productora de lenguaje y una máquina coreográfica de atracción y repulsión“. Así se presenta esta singular obra que desborda tramas, montajes y lenguajes. Luz Juanes y Eva Sáez dan vida a un texto creado y dirigido por Javier Montero, uno de los agitadores culturales más interesantes de la actualidad. 
Arranca aquí ‘Culturas Invisibles’, un nuevo espacio de ‘El Asombrario’ a cargo de Rubén Caravaca, para mostrar identidades de la cultura que nos descubren vías de expresión diferentes, contestatarias y revitalizantes.
Javier Montero siempre nos acerca a escenas y encuentros invisibles, navegando entre el poder y el hacer. Lo existente y lo imaginado. La fuerza y la ternura. El hábitat y la sobredosis. Lo afectivo y lo efectivo. El concepto y el contexto. Aprovechamos el estreno esta semana de La secta de las vampiras en el Teatro del Barrio de Madrid para esta entrevista rápida y contundente.
¿Qué es ‘La Secta de las Vampiras’?
Es una vuelta de tuerca al teatro de Samuel Beckett en clave del aquí y ahora. Un trabajo de marcado carácter político en su forma, contenido y modo de producción que desafía jerarquías, estilos, formatos y maneras habituales de entender el teatro político. Como dice el texto: “La vida cotidiana al otro lado de la barricada durante la mítica revuelta permanente que recorre la historia como una carga de profundidad subterránea que la des-territorializa. (…)”
¿Es una cartografía? ¿Real o inventada?
Se puede decir que desarrolla una cartografía que desborda fronteras entre interior y exterior, cuerpo y texto, lo real y lo inventado. Dibuja un campo de batalla entre una máquina esquizoide productora de lenguaje y una máquina coreográfica de atracción y repulsión. Al tiempo que habla de conflictos políticos, del régimen terapéutico, de la producción de subjetividades, de complicidades, de procesos de normalización y neutralización.
¿Cómo fue el proceso creativo?
Escribí el texto que funciona como una corriente de pensamiento. Luego lo grabé con Luz en mi programa de radio La Oveja Negra que se emite en El Estado Mental, Ágora Sol y Radio Círculo. Tras la respuesta entusiasta que obtuvimos en una lectura dramatizada en El Patio Maravillas, decidimos desarrollar La secta de las vampiras como pieza escénica. Luz memorizó el texto, yo comencé a pensar en una segunda actriz que diera vida al movimiento y al conflicto coreográfico y nos pusimos manos a la obra.
¿Y el productivo?
Hemos estado ensayando la pieza en Intermediae/Matadero durante meses y ahora la presentamos en el Teatro del Barrio. De la respuesta que obtengamos nos jugamos su continuidad.
¿Las vampiras se reproducen o se extinguen?
Se reproducen. Existen como flujos que desterritorializan y subvierten la normalidad y neutralidad del estado de cosas.
¿Pueden convertirse en plaga bíblica?
En cierto modo. Me gusta la imagen de la plaga bíblica, pero no actúan dentro de un marco moral. Están más próximas a una plaga shakespeariana que desborda los marcos de referencia y atraca la casa del lenguaje.
¿Para las vampiras la invisibilidad es importante?
Es vital. Se mueven a la vez en la visibilidad y la invisibilidad. Tejen lo esotérico en lo político.
¿Disfrutan con la sangre, la muerte, el terror, el miedo, el placer, el orgasmo…?
Existen en ese disfrute, en esa incontinencia; existen como deseo, como flujo excesivo que escapa marcos de representación. Por eso, en cierta medida, tratar de representarlas es una misión imposible.
¿Tienen sostenibilidad emocional?
No. Se mueven fuera del régimen terapéutico.
¿Cultura-Estado Policial. Relación real, imaginaria, posible, cómplice, interesada?
Cultura es una palabra tan manida que está exhausta y en gran medida vaciada de potencial subversivo. El estado policial es la forma de ser del estado en la producción de subjetividades y adopta múltiples personalides y representaciones, incluida la cultura.
Redes y agentes secretos del pensamiento nos vigilan, ¿cómo?
Al vigilarnos a nosotras mismas.
El dramaturgo Javier Montero.
El dramaturgo Javier Montero.
¿Cuál es el campo de batalla actual?
Está la guerra invisible y no tan invisible del capitalismo contra las personas más vulnerables que considera improductivas. Y está la guerra más chapucera del régimen español contra las formas de vida que significan diferencia y no se dejan domesticar.
¿Criticar el sistema no es una parte más del sistema?
Depende. La Secta de las Vampiras se revuelve contra el arte político y el lenguaje de la protesta que, como dice Greil Marcus, busca la reparación de los agravios y habla al poder con voz suplicante, legitimándolo en el acto mismo de expresarse.
¿Pasa algo realmente digno de ser narrado?
Sí claro. En la obra, la narración antecede a la posible existencia de algo que merezca la pena ser narrado. La distancia irónica sobre el narrar, que caracterizó a la cultura Pop y que sigue impregnando la cultura juvenil del capitalismo, hace tiempo que se agotó.
Furia, fuerza, ira… ¿son sólo palabras?
Ese escepticismo se ha convertido en parte de los procesos de invisibilización del conflicto, en esa guerra en marcha que comentábamos antes.
¿Un posible narcisismo cultural que asfixia la creación?
Claro, pero tengo muchos problemas con la palabra creación. No me gusta que se emplee el narcisismo para enmascarar una crítica del hedonismo.
¿El lenguaje como herramienta de control?
En ese sentido Burroughs dice que el lenguaje es un virus; pero, al tiempo, él es capaz de utilizarlo como anti-virus.
¿Sirve para algo perder?
En el sentido en que lo preguntas, como cita de la performance, no sirvió de mucho perder la revolución anarquista durante la guerra civil, porque las formas de vida que produjo fueron exterminadas. Y nosotros todavía sufrimos el intento de perpetuarse de ese régimen de exterminio. La Ley Mordaza es un buen ejemplo.
¿Las Vampiras tienen algún plan para que perder sea la excepción y no la norma?
Su existencia muestra que la norma no consigue normalizar. Las Vampiras tienen una naturaleza vírica.
¿Podemos confiar en ellas?
Espero que no…
‘La secta de las Vampiras’ se estrenó ayer 2 de julio en el Teatro del Barrio, en el madrileño barrio de Lavapiés.

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