Siempre nos quedará Casablanca

De nuevo en Casablanca para la presentación de Fábricas de Rimas, proyecto protagonizado por músicos marroquíes, españoles y colombianos, que echó a andar en el programa “Zankat: Nuevas Culturas Urbanas. Marruecos 2012” organizado bajo la dirección de Guillermo Escribano, Consejero Cultural de nuestra Embajada, con el que se despide del país dejando una excelente gestión basada en la diversidad, la pluralidad y la innovación cultural. El concierto tiene lugar el 21 de junio, Fête de la Musique, en el antiguo matadero, Les Abattoirs, en el barrio de Hay Mohammadi. La cita española será el 15 de julio en el Festival Pirineos Sur.

La jornada del Día de la Música se vive intensamente en la ciudad. Actividades en el Technopark, parque tecnológico en cuyo espacio está ubicada la asociación cultural independiente más activa del país, Eac L’Boulvart. En Villa des Arts concierto múltiple con Break for the Order, Fat Old Sound y Golden Key. En Megarama actuación de Vigon y, entre otras actividades, un showcase de Hoba Hoba Spirit, uno de los grupos más interesantes de la escena actual marroquí, que actuó en la última edición de Noches de Ramadán en Madrid. Lo hacen en la primera tienda Fnac abierta en el país (está previsto abrir una decena). Ésta primera está situada en el centro comercial Morocco Mall, inaugurado el pasado año, que presume de ser el más grande del continente. La moda de estos “centros cultuales modernos” se extiende por el país: 14 en funcionamiento y siete en construcción.

Para modas, la del tranvía. Tras la apertura del de Rabat, Casablanca está levantada para crear una red de 31 kilómetros con una inversión prevista de 6,4 mil millones de dírhams, unos 625 millones de euros. Obras que hacen que el tráfico sea un caos, perjudicando especialmente a los petit taxis, protagonistas recientemente de una movilización por la subida de los carburantes con la correspondiente respuesta policial. Mientras se desarrollan megaproyectos urbanísticos, la vieja Medina padece derrumbes en sus abandonadas construcciones, con el saldo de varios muertos en los últimos meses, con la indignación y protestas correspondientes.

Se proyectan grandes equipamientos culturales sin contemplar fondos para complejos como el de Les Abattoirs, patrimonio arquitectónico singular reconvertido en fábrica cultural. Su viabilidad es posible gracias a asociaciones como Casamémoire (tiene entre sus objetivos la conservación del patrimonio arquitectónico del siglo XX en Marruecos) o Racines (asociación para el desarrollo cultural en Marruecos y África), a cuyo frente se encuentra el urbanista y activista cultural Aadel Essaadani que no duda en calificar al festival con mayor presupuesto del país, el Festival Mawazine, como “geriatría musical” refiriéndose a una programación basada en artistas muy veteranos de la escena internacional, con cachés desmesurados, sin apenas mostrar nuevas propuestas e iniciativas. Les Abattoirs es también una de las sedes de la 1ª Bienal Internacional de Casablanca, con representación de más de 250 artistas de 35 países. La visita a sus instalaciones es obligada.

Como lo es pasear por el Marché Central (mercado central). Tiendas llenas de colores, olores, especies y la posibilidad de comprar la comida que te cocinarán, si lo deseas, en alguno de sus restaurantes. Ciudad de gran vida nocturna, además de cabarets y bares visibles a través de películas y novelas. La Corniche, su singular malecón, se ha convertido en zona de copas, baile, ligue y música en directo, en espacios como el B-Rock o en el Jazz sous Le Rocher junto al faro.

ElMouvement du 20 févrierconvoca su primera asamblea general para el 7 de julio. Don Bigg, el rapero más conocido, con el permiso del tangerino Muslim, vuelve a cargar contra ellos, quizás sea uno de los motivos de un cierto declive en su popularidad, todo lo contario que Hoba Hoba Spirit.

Hora y media de viaje para comprender que tensiones y desequilibrios no deben ser excusa para perpetuar desconocimientos e ignorancias injustificables. Para continuar sumergidos en el error del desinterés por sociedades en transformación. Quizás sea una muestra más de un dogmatismo que reprochamos y somos los primeros en cometer.

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