¿Es necesario #CómeteLaIzquierda?

Escribo desde Casablanca el día de la “Fête de la Musique”. Ciudad en ebullición, calles transitadas, parejas de paseo, niños bañándose en el Atlántico junto a la Mezquita Hasan II, terrazas y cafés llenos. Diversidad en el ambiente, también atascos y obras. Alegría contagiosa de una sociedad viva, una respiración similar a la que se percibía en Madrid hace tres décadas. Recuerdas, reflexionas y deseas que no caigan y cometan los mismos errores que nosotros.

El júbilo que produjo la instauración democrática se ha convertido en escepticismo. Con perspectiva histórica percibimos que la transición no fue tan ejemplar. La caída del Muro de Berlín dejó huérfanos a la mayoría de la ciudadanía. No por que pensaran que el modelo de los países del Este fuera el idóneo sino por el contrapeso que suponía ante el modelo dominante. El Estado del Bienestar se desarrolló para impedir el posible avance del modelo soviético. Con su derrumbe ya no es necesario mantenerlo. La estrategia se fraguó, ahora se ejecuta, fue la herramienta utilizada para evitar la movilización y mantener adormecida a la sociedad. El desmorone actual debería acabar con la amnesia general que padecemos.

La crisis financiera es la de un capitalismo que no funciona, en el que no tiene cobijo la mayoría de la sociedad. Empresas opacas con buena parte de sus dineros en paraísos fiscales. Economías criminales basadas en negocios turbios, paralegales, poco claros, nada transparentes que cuentan con el respaldo de buena parte de la clase política y la justificación de la mayoría de los medios de comunicación. Capitalismo parásito que no crea ningún tipo de riqueza especulando con el dinero ajeno. Violencia continua que debe redefinir ideas promoviendo un pensamiento radical que despierte del letargo existente.

La mayoría social atacada desde múltiples frentes debe defenderse y tomar la iniciativa. Enterrar el pasado, dejar de hablar de él, como el futuro enterrará el presente. La fractura actual debe generar nuevas propuestas e iniciativas. El desastre que padecemos no es responsabilidad de la mayoría, no ha vivido por encima de nuestras posibilidades como afirman algunos, sino que está padeciendo las consecuencias de un desarrollismo acumulativo injusto e injustificable. La incapacidad de una minoría no debe comprometer a la mayoría. Su unilateralismo no debe compartirse. Debe finalizar el control de los que nos han llevado a la situación actual. No deben marcar ni objetivos, ni  tiempos.

Los contaminadores no pueden dar el oxigeno. Hay que respirar autónoma y colectivamente. Cada uno debe tener su propia voz elaborando proyectos y calendarios, en plural, comunes. Hay que renunciar a ser pasivos. Debatir y compartir conocimientos para romper con monopolios que ahogan el pensamiento. Tiempos de inventar e ilusionar, de gestionar y colaborar. Fomentar el aprendizaje colectivo. De abandonar debates estériles. Ser conscientes de que los que nos han llevado a esta situación no van a sacarnos de ella. Reconocer que hay más izquierdas que la reformista y la anticapitalista. Abandonar prejuicios y tabúes, escuchar a los que promueven el cambio sin alinearse con nadie en concreto. Abandonar el desinterés injustificable por aquello en lo que no nos sentimos parte activa y romper con dogmatismo que nada tienen que ver con los tiempos que corren.

La acumulación de errores no debe impedir la enmienda y la recapacitación. El éxito de encuentros como #CómeteLaCultura y #CómeteElPeriodismo muestran alguna de las vías posibles; todos profesores y alumnos. Construcción, participación, ejecución, actuación, pero también diversión. Reivindicación vital y emocional ante desánimos y adversidades. Quizás sea necesario realizar #CómeteLaIzquierda donde con libertad y pluralidad se aborden su responsabilidad en la situación actual. El debate es necesario pero tengo dudas de que sea posible sin entrar en sectarismos, manipulaciones y exclusiones, algunos de sus grandes errores históricos. El tiempo lo dirá.

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