En la noche de los Goyas el triunfador fue… Twitter

Artículo aparecido en el número 2.047 de Cambio 16, correspondiente al 21 de febrero de 2011.

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Noche de Goyas en Madrid. Llueve. La boina de contaminación que cubre la ciudad se difumina, los pulmones lo agradecen, se puede respirar. La Plaza de Oriente se viste de solemnidad. Artistas, creadores, productores, guionistas, trabajadores culturales y clase política vestidos con las mejores galas. Paradojas de la vida. El centro emblemático de las concentraciones fascistas cubierto con alfombras rojas por donde desfilan algunos de los personajes más menospreciados por los amigos de la nostalgia, ataviados con los vestidos más exclusivos y sofisticados. La crisis no parece visibilizarse a primera vista, pero existe.

Está en las cifras de ingresos y taquillas de nuestro cine jalonadas por los que creen que cuanto peor vaya todo más fácil tienen de tocar poder. Tienen escaso interés en razonar sobre los motivos y consecuencias de los datos. Solo interesa la frialdad de los números sin entender que la cultura es creación, personas que la hacen, gestionan y participan. Un derecho constitucional que como otros no cumplidos, están dejando vacía nuestra Carta Magna. Donde se evidencia la crisis es en la calle y en La Red. Los jaleados cuando la Guerra de Irak, son censurados por su apoyo a una normativa legal que, otra vez más, solo entiende la cultura en clave de negocio, de industria, sin tener casi presente la creación. Dos universos teóricamente tan lejanos unidos por lo único que parece primar, los resultados económicos.

Para todos los ganadores fueron “Pa negre” en el lado cuantitativo y Alex de la Iglesia en el cualitativo. Los que han visto la película de Agustí Villaronga comentan maravillas. La mayoría no hemos tenido casi oportunidades de hacerlo. Que los gastos de producción estén cubiertos casi en su totalidad por las ayudas oficiales ha motivado una nula promoción y escasa difusión, que hace que en una sola sala de la ciudad de Madrid, la que cuenta con más salas de exhibición, se proyecte esa noche. Es imposible pagar por verla en Internet, tampoco se puede descargar en las webs llamadas piratas. El modelo de negocio está fallando. Ser consciente de ello hizo que el Presidente de la Academia del Cine fuera el otro triunfador. Castigado por sus compañeros en la labor creativa es reconocido por buena parte de la ciudadanía por un discurso valiente, nada habitual en el gremio.

Pero sin duda Twitter fue el verdadero protagonista. Los comentarios expresados manifestaron la importancia de las redes sociales. Mensajes de medios de comunicación, artistas, de Anonymus ­–convocantes de la manifestación de protesta–, ciudadanos anónimos… mostraron con amplitud y diversidad lo ocurrido. El desfase lógico de una transmisión en directo permitía a los enchufados a La Red conocer los galardonados segundos antes que los espectadores de televisión. Pero la mayoría del público, como De la Iglesia, calificó con justicia a los internautas, mostró una coherencia poco habitual en estos días de crispaciones bananeras. Una foto desafortunada de Leire Pajín originó una lluvia de comentarios que fue respondida por otra más grande calificándolos de sexistas y machistas. El estar en contra de una medida gubernamental no era excusa para insultos o comentarios desproporcionados. En contraposición se crea un grupo en Facebook, muy aireado por la prensa más reaccionaria, donde se realizan todo tipo de insultos y mofas a la ministra. "El discurso de Alex de la Iglesia ha sido para aplaudirlo de pie. Ha dicho lo que muchos pensamos donde había que decirlo", el comentario no fue de un hactivista, sino un tweet de Esteban González Pons en Twitter. Las repuestas al vicesecretario de Comunicación del PP tardaron pocos segundos en producirse. La más suave “eso había que decirlo en el Senado”, aunque la mayoría le tachaban de oportunista, recordándole que Internet tiene memoria.

En La Red hay mucha frivolidad pero también hay acción, coherencia y ludismo, que se agradece en tiempos de tanta banalidad como la actual.

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