Artículo "Ritmos del Magreb" en la revista MAN del mes de septiembre

Hablar de las músicas y de los músicos del Magreb es hacerlo de incontables lugares y personas. Para entenderlo, conocerlo y valorarlo hay que tener suficiente amplitud de miras para interpretar que los tiempos y la contemporaneidad, de los de un lado de la orilla y los de la otra, no son iguales. La mayoría en el Magreb intenta ganar espacios de libertad, sin renunciar a su historia y creencias, lo que provoca encontronazos en una sociedad conservadora, que como casi todas, ve con temor los cambios que se avecinan, en especial si muchas de esas transformaciones parecen proceder de un Occidente que les ha criminalizado y perseguido. Cambios más que evidentes protagonizados por jóvenes de ambos sexos.

Músicas y propuestas se desarrollan al margen de las industrias culturales habituales. Los nuevos medios de comunicación apuestan por su desarrollo sin ingerir en creaciones y carreras. Tradición y modernidad se extienden por todos los territorios. En Nuakchot, el Festival de Musiques Nomades, uno de los encuentros musicales más interesantes de África, sin ninguna repercusión en nuestros medios de comunicación, que solo se preocupan de Mauritania cuando se habla de cayucos o de las crisis del París-Dakar. Pero este gran país en extensión y pequeño en población está sufriendo importantes transformaciones sociales y políticas donde la música tiene también su papel. A la tradicional se han unido músicas emergentes realizando caminos similares donde féminas como Noura –ha actuado por primera en España en Pirineos Sur en julio- están dando una visión más amplia y actual de la música del país. Pero es en el rap, muchas veces interpretado en idioma wolof, donde han surgiendo los artistas más emblemáticos como Waraba o B.O.B. por varios motivos; compromiso social en sociedades complejas, escasez de medios técnicos y conocimientos musicales para desarrollar la actividad musical, así como la influencia de un Senegal fronterizo, que cuanta con más de 2.000 grupos de rap.

En el otro extremo, un régimen como el libio que permite pocas alegrías festivales y encuentros en lugares con pasados emblemáticos, como los de Ghadames o en Ghat, junto a los que se realizan en el desierto van abriendo puertas por donde empieza a desarrollarse una escena, donde el rock metálico prevalece aunque sea difícil de creer, inconcebible hasta hace muy poco. Túnez con una importante industria turística es un lugar donde los artistas pueden desarrollar su labor gracias a internet, mientras el mismo no sea limitado por el poder, cosa que suele ocurrir. Cuenta con uno de los festivales con más historia de la zona, el de Cartago que todos los veranos desde 1964 muestra los artistas más conocidos internacionalmente con pretensiones exclusivamente turísticas. Más interesantes es el Tunisie 21, en agosto, los que se realizan en el desierto y los de música electrónica, como el Electro House Festival, que no siempre tienen garantizada la continuidad. En la escena musical destaca Mc Bilal, nada que ver con el argelino Cheb Bilal. Este último uno de los más importantes de la diáspora argelina por la violencia que asoló el país en los ochenta y noventa, que trajo consigo el asesinato de algunos de los más conocidos y otros tuvieran que emigrar a Marsella, convirtiendo a la ciudad francesa en una de las capitales del rap europeo. Hoy Argelia cuenta con una red muy importante de festivales, con artistas muy interesantes de todos los estilos donde destaca la discográfica Third Rap Records que ha permitido la difusión de las nuevas propuestas.

En Marruecos es donde esta nueva ola se evidencia mejor. La música fluye y con ello nuevas posibilidades que invitan a la esperanza, la reflexión y nuevas cauces para el desarrollo cultural, político y económico. A los artistas tradicionales han sucedido una generación que están dando muestra de una gran preparación, madurez y ganas de desarrollar sus iniciativas. El espíritu punky y el do it yourself (hazlo tú mismo) se manifiesta en estado puro. Artistas de fusión como Darga, o raperos como H-Kayne o Bigg convocan a miles de personas en sus conciertos y empiezan a conocerse en Europa. Oum, una de las féminas más reconocidas, mezcla funky con identidad magrebí o Glam Insane, grupo femenino de trip hop gótico. Ellas tienen un papel cada vez más destacado. Buena parte de ello debido a la proliferación de festivales de todo tipo en ciudades, playas y desiertos; raves, festivales de jazz, hip-hop, metal.., donde los menores no tienen problemas de acceso y que para nada tienen que envidiar a los que se celebran en Europa. En paralelo la industria de ocio se extiende por estos lugares, tan próximos y lejanos a la vez permitiendo que la fiesta se prolongue por los lugares más diversos.

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