Ochenta años después del 11 de septiembre de 1921

11 de septiembre de 1921
El primer moshav sionista en Palestina, Nahalal, fue fundado por la Organización Sionista Mundial el 11 de septiembre de 1921 en el valle de Izreel, el día en el que se cumplían treinta años de la constitución en Londres, el 11 de septiembre de 1891, de la Asociación Colonial Judía. En Nahalal está enterrado el general Moshe Dayan.


11 de septiembre de 2001
La organización Al Qaeda inició su ataque al corazón del Imperio ochenta años después. Osama ben Laden, adalid de Al Qaeda, en un video difundido el 7 de octubre de 2001, firmó su vínculo con el ataque: «Pero cuando la espada ha asestado su golpe sobre los Estados Unidos de Norteamérica, después de ochenta años...


Artículo publicado en La Nueva España de Asturias el 13 de octubre de 2001 por Gustavo Bueno Sánchez.

Los textos antes reproducidos, así como la nota mencionada los he extraído de:
www.filosofia.org/his/20011012.htm

"Osama ben Laden, adalid de la organización Al Qaeda, en la declaración grabada en el vídeo difundido por la televisión Al Gasira el 7 de octubre de 2001, sólo una hora después del primer ataque de los Estados Unidos de Norteamérica y sus aliados contra Afganistán, menciona dos veces el periodo de tiempo de ochenta años: «Nuestra nación islámica ha estado sufriendo lo mismo durante más de ochenta años» y «pero cuando la espada ha asestado su golpe sobre los Estados Unidos de Norteamérica, después de ochenta años, la hipocresía [los musulmanes colaboradores de los infieles] sí que ha levantado su cabeza».

los comentaristas se han apresurado a buscar explicaciones al significado de esos ochenta años. Unos han recordado la Declaración Balfour (de 2 de noviembre de 1917), una carta del Ministro de Asuntos Exteriores británico dirigida a Lord Rothschild, en la que se informa al representante judío que el gobierno de Su Graciosa Majestad contempla favorablemente el establecimiento de un «hogar nacional para el pueblo judío». Otros se han acercado más, a la Conferencia de San Remo, de 18 de abril de 1920, por cuyo Tratado acordaba Francia su tutela sobre Siria y Líbano, reservándose Gran Bretaña el control de Jordania, Irak y Palestina, para dirigir ese asentamiento judío.

Pero no he oído ni leído todavía que nadie recuerde lo que sucedía precisamente en Nueva York en 1921, ochenta años antes de la destrucción de las Torres Gemelas. En 1921 la Organización Sionista Mundial celebró una gran convención sionista precisamente en Nueva York, que señaló la consolidación como dirigente de Jaim Weizmann (el que sería, en 1948, el primer presidente del Estado de Israel). Fue precisamente en esa multitudinaria reunión, ante cien mil judíos enfervorecidos, donde Alberto Einstein, sionista militante, que ese mismo año era galardonado con el Premio Nobel, pronunció su famosa frase: «Mein Führer ist Jaim Weizmann. Folgt ihm. Ich habe gesprochen», «Mi Caudillo es Jaim Weizmann. Síganlo. He dicho.»

Y mucho menos he oído ni leído todavía, de la boca o de la pluma de los cientos de periodistas, analistas y comentaristas que estos días tienen que referirse continuamente a unos sucesos cuya gravedad muchas personas no acaban de tomarse en serio, mención alguna al simbolismo que pudiera encerrar la fecha trágica del 11 de septiembre. Osama ben Laden se ha visto obligado a darnos a los estúpidos cafres (que es la forma española de llamarnos los infieles) otra pista, para ver si de una vez nos enteramos de la conmemoración que aprovecharon como inicio de una guerra santa tan paciente y meticulosamente preparada.

¿Pero es que ocurrió entonces algún acontecimiento significativo el 11 de septiembre, suficiente como para que Al Qaeda decidiera conmemorarlo trágicamente, y convertirlo en nueva fecha simbólica imborrable?

Pues sí que ocurrió algo el 11 de septiembre, el 11 de septiembre de 1921, justo ochenta años antes del ataque al corazón del imperio. Un acontecimiento absolutamente pertinente a la dialéctica entre musulmanes y judíos, una dialéctica que cruza necesariamente las relaciones entre moros y cristianos. El Islam ortodoxo representado por Al Qaeda quiso celebrar el pasado 11 de septiembre, a su manera, lo mismo que recuerdan ese día todas las efemérides judías modernas. El 11 de septiembre de 1921 se estableció el primer poblado judío en Palestina. El 11 de septiembre de 1921 la Organización Sionista Mundial celebró el establecimiento de Nahalal, la primera «moshav», aldea colectiva, en el «emek», en el valle de Izreel. Los musulmanes ya habían protestado violentamente en mayo de 1921 contra el desplazamiento de judíos a Palestina (Golda Meir, por ejemplo, llegó ese mismo 1921 a Palestina, precisamente desde Nueva York). Incluso los británicos tuvieron que formar la Comisión Investigadora Haycraft para intentar aplacar los ánimos, y tratar de lograr una armonía que era ya imposible una vez iniciado el proceso. ¿Es creíble que ni siquiera los analistas judíos hayan sido capaces de asociar la fecha del 11 de septiembre con los 80 años del mensaje de Osama? ¿Somos en realidad tan torpes los infieles, o es que no se quiere que recordemos determinadas cosas?

Hoy viernes 12 de octubre de 2001 conmemoramos el descubrimiento de América por los españoles, el mismo año en el que ya habían sido expulsados de España tanto los musulmanes como los judíos fanáticos, los que no quisieron abandonar sus creencias religiosas. Buen día para comenzar a tomarse en serio la advertencia que Solimán Abu Gehiz, portavoz de Al Qaeda, incluyó en el mismo vídeo difundido el domingo pasado: «El mundo tiene que saber que no vamos a permitir que se vuelva a repetir con Palestina la tragedia de Al Andalus.»

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